sábado, 25 de julio de 2015

PROGRAMACIÓN DE LOS GRAC - CURSO 2015-2016

¿Sabes que participando en un GRAC (Grupos de acompañamiento) puedes continuar con otros, el trabajo de conocimiento de tí mismo y de integración del contenido de un curso de formación?


Para conocer la programación existente entra en el siguiente enlace:



Permítete:
• Avanzar en el conocimiento personal
• Vivir la solidaridad de crecimiento
• Practicar el análisis de las sensaciones
• Integrar los fundamentos antropológicos/psicológicos de la Formación PRH



VIVIR SIN REFERENCIAS

En nuestra sociedad actual hay una pérdida generalizada de referencias, que origina en muchas personas una angustia difusa y una inseguridad personal. Desde hace años los principales puntos de referencia religiosos, éticos, pedagógicos, están desapareciendo de la vida de la mayoría de nuestros contemporáneos. Aunque limitados, eran puntos que daban una cierta consistencia y proporcionaban una cierta protección ética y moral. Todo eso ha ido desapareciendo, poco a poco, y vivimos en una sociedad sin referencias sólidas. Hemos entrado en el tercer Milenio en medio de una conciencia generalizada de crisis como resultado de los espectaculares cambios habidos en las costumbres, en las formas de pensar y hasta de creer. 

Existe la sensación de que nuestra civilización muere de agotamiento, y de que algo nuevo, todavía no definido, pugna por aparecer. No es extraño que mientras eso nuevo no se haga realidad, vivamos en una especie de vacío en que “todo vale” en todos los terrenos. Es lo que se ha llamado la “dictadura del relativismo” Especialmente ahora, la crisis economía han dejado sin explicaciones a los gurús y sabios financieros del mundo. Ya nadie sabe nada. Nadie se arriesga a predecir o a recomendar..
Estamos sufriendo en nuestros días las consecuencias de esta manera desproporcionada de vivir que ha regido estas últimas décadas. La corrupción ha alcanzado a todas las instituciones y a todos los niveles. Ya no hay ninguna autoridad moral superior a nosotros. Por eso, más que nunca, necesitamos encontrar en nuestro interior un punto de referencia para poder orientarnos en nuestra vida. En la Formación PRH se nos ayuda a descubrir lo que es la conciencia profunda y a vivir en referencia a ella. La conciencia profunda es esa referencia interior que es la voz de nuestro ser en crecimiento y que expresa lo que es bueno para la persona. Esta conciencia se diferencia de la conciencia socializada (la voz de los demás) y de la conciencia cerebral (la voz de nuestros principios). “La conciencia profunda es una instancia que guía a la persona en la conducta de su vida y en la consecución de su plena realización. Se podría comparar con la brújula de un viajero, siempre disponible para ser consultada y para indicar el camino que hay que tomar”.
Vivimos en una sociedad de neuróticos insatisfechos, drogados por el activismo y la velocidad que cuando, en un determinado momento, no tenemos nada que hacer nos resulta insoportable. Acudimos a la rabia al despertarnos, verificamos los mensajes de nuestro móvil, hacemos zapping en la televisión o recurrimos a Internet pero la verdad es que no estamos siendo más felices y que necesitamos un cambio en nuestra manera de vivir. Los valores y símbolos que daban sentido trascendente a la vida humana han sido sustituidos por valores efímeros, o en el mejor de los casos por valores exclusivamente intramundanos.
Hay un texto interesante de Carl Jung, que fue, junto a Freud, uno de los grandes conocedores del psiquismo humano. Jung daba mucha importancia a la dimensión de Trascendencia. Jung escribe: “Entre todos mis pacientes de una cierta edad, mayores de 35 años, no ha habido uno solo cuyo problema más profundo no tuviera que ver con su dimensión religiosa. En última instancia, todos padecían por el hecho de haber perdido esa dimensión. Y ninguno se ha curado realmente sin recuperar esa dimensión profunda que le era propia y eso no depende en absoluto de un credo determinado ni de la pertenencia a tal o cual iglesia sino de la necesidad interior de esa dimensión espiritual”.
La crisis religiosa a la que nos estamos refiriendo es un fenómeno occidental que está ligado a la Modernidad. La “Razón Ilustrada” que ha venido luchando contra el «mito religioso» ha acabado mitificándose a sí misma y alienándose en sutiles formas de poder. En lugar de ser luz, la razón se ha convertido en poder instrumental, dirigido al dominio material del mundo, pero con fines económicos y lucrativos.
Existe dentro de nosotros esa dimensión profunda ahogada por el consumismo, el ansia de bienes materiales y de una vida indiferente a lo esencial. Es preciso reavivar en nosotros la Fuente de nuestra vida y de nuestra realización humana. En lo más profundo de nosotros mismos, hay una capacidad de apertura a la experiencia de la Trascendencia. En el fondo de todo ser humano, hay un “más allá que nos sobrepasa”. Ahí podemos hacer la experiencia de una relación con la Trascendencia. Es una dimensión antropológica que contiene un potencial asombroso para caminar y llenar de sentido nuestra vida.
Benjamín García Soriano