Mis queridos alumnos:
No quiero que llegue el
momento de despedirme sin deciros antes que me siento muy orgullosa de todos
vosotros y muy afortunada de haberos conocido.
Ha sido muy hermoso ver
cómo habéis ido creciendo en todos los sentidos durante este tiempo que hemos
compartido. Poder contemplar los destellos de ese ser tan maravilloso y único que sois cada uno, porque cada uno de vosotros
sois para mí alguien muy especial.
Me gustaría que os pudierais contemplar en un espejo con los
mismos ojos con los que yo os veo. Entonces veríais que, entre todos, acumuláis
tanta bondad, tanto coraje, tanta fuerza de vida, tanto corazón, tanta inteligencia, tanta
simpatía, tanta
grandeza, tanto de tanto, que soy yo la que tengo que daros las gracias por
hacer que, llegado el GRAN MOMENTO de mi jubilación, me vaya con los bolsillos y el corazón llenos de toda esa fortuna que me ha proporcionado
el teneros como alumnos.
Sólo desearía que vosotros también os llevarais en algún rincón de vuestra mochila o de vuestro corazón
todo mi empuje, mi
cariño, mi aliento, mi confianza en vosotros y en la Vida, por, si alguna vez flaquearan vuestro ánimo o vuestras fuerzas,
que no os rindáis nunca; que sigáis apostando, aún más fuerte que yo si cabe, por vosotros y por la Vida,
y os levantéis las veces que os tengáis que levantar.
Aprended a tender la mano, tanto para ayudar, como
para pedir y recibir ayuda si la necesitáis, porque ambos gestos (el del dar
y el del recibir) forman parte del lenguaje de la solidaridad y del amor entre
todos.
Que, si alguna vez hacéis mal o cometéis errores , seáis capaces de reconocerlo y de
rectificar o reparar el daño
causado; que sepáis
decir “lo siento”, porque en estas palabras, si son sinceras, se pondrá
de manifiesto
vuestra GRANDEZA.
Tomad siempre decisiones sabias, que son esas que están
siempre en armonía con la grandeza de nuestro ser.
Recordad que, para conseguir vuestras metas y
sueños, es preciso el esfuerzo. No lo despreciéis, porque es ese esfuerzo por
llegar a alcanzarlos el que os hará crecer y conquistar vuestra felicidad.
Aprended a buscar siempre razones para la gratitud y
la alegría, por muy mal que os pueda parecer que os van las cosas, y siempre os
sentiréis afortunados por algo y
bendecidos por la Vida.
Y,
por último, aprended a mirar dentro de vuestro corazón, y siempre estaréis orgullosos de quiénes sois como yo lo estoy de
todos vosotros.
OS QUIERE Ana.