1
de octubre
de 2016
Hoy estoy recogiendo el
fruto de una intuición que ha ido madurado durante casi 9 años: ¡un lugar para la formación a
través de la expresión creativa!
En
PRH expresamos la importancia de escuchar
nuestra intuición y de cómo pasar de una intuición a una decisión y, posteriormente, cómo realizarla. Pues
bien, he aquí mi experiencia.
Desde
mi
comienzo como formadora, estuve habitada por la idea de un
lugar
permanente, en el que explotar todas las posibilidades de
trabajo sobre uno mismo a través de la expresión creativa, uno de los
soportes pedagógicos apreciados en PRH.
No
siempre es fácil distinguir entre una intuición y
un sueño, entre las aspiraciones profundas y lo que es posible en la vida real…
Fue el paso del tiempo el que acabó confirmando esta intuición, que nunca me abandonó. Y, como esto ya
había sucedido otras veces en mi vida con otras decisiones importantes,
ello me ayudó a tomar mi intuición
en serio, aunque en mi vida durante
5 años no hubiera ningún dato disponible, ni convergente.
Sin embargo, poco a poco, este proyecto fue
tomando fuerza en mí lo suficiente para que yo hablara de él con
claridad. Luego mi marido se abrió también
a esta intuición y se convirtió en un proyecto de pareja; de manera que se veía a sí mismo llevándolo a
cabo con ayuda de otros familiares.
De entrada consideramos un primer emplazamiento que resultó ser demasiado costoso
para nosotros y al que tuvimos que renunciar. Este momento de decepción me supuso un parón
interior durante algún tiempo,
aunque el proyecto seguía
latente en mi…
Más adelante, mi marido concibió un nuevo lugar,
que es el que se ha convertido en una realidad hoy. El lugar se compone
de una bonita sala, clara, soleada, ambientada con madera y cálida. Consta de un gran espacio, con zonas diferenciadas que ofrecen
diferentes posibilidades de trabajo, tanto en el interior como en el exterior
donde hay un jardín, que también se puede utilizar para estar y comer. Su configuración acoge el empleo de materiales
muy diversos como la madera, los ladrillos de hormigón, además de arcilla y la
pintura. Ello facilita a cada uno evolucionar a su ritmo y al
ritmo del trabajo interior en el curso.
· Las jornadas de puertas abiertas de
trabajo con la expresión creativa podrán llevarse a cabo
en este lugar para dar a conocer PRH y esta forma de aproximarse a uno mismo por medio
de las
formas, los colores y los materiales.
· La posibilidad de utilizar
estos medios
para los tiempos fuertes de
relación de ayuda.
Todo ello ha sido posible gracias a un proyecto solidario donde
se han intercambiado diferentes servicios. Ha
sido también una
oportunidad para algunos aprendizajes técnicos y, para todos, ¡una bella
experiencia de convivencia!
Por último, aquí se pueden ver en retrospectiva, algunos pasos de este viaje interior:
·
Tomarse
en serio la intuición, después de haberla descifrado y sondeado.
·
Confiar,
a pesar de los momentos de duda.
·
La
interdependencia para realizarla.
·
La
dificultad para acoger “¿todo esto para mí?”
·
El
asombro por las diversas ayudas recibidas.
·
La
parada interior para preguntarse: ¿Cuál es la promesa? ¿Qué va a ser posible
vivir aquí?
·
La
desapropiación.
·
El
cansancio, el desánimo ante un trabajo tan prolongado.
·
¡Y
la alegría final al verlo hecho realidad!
¡Ya existe!¡En octubre se llevará a cabo el primer
curso PRH! Promete ser un lugar de creatividad social, cultural y artística en
un pueblo pequeño y tranquilo al pie de los Vosgos. ¡Bienvenido a todo aquel
que quiera asistir!
Próximo curso
a través de la expresión creativa:
Mi vida en las relaciones, en febrero de 2017
Valérie BITZ, formadora PRH