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La felicidad se ha convertido en un instrumento de tortura
(publicado en La Vanguardia, 2 de agosto 2018)

EL BOSQUE
Puedo verlo, lo percibo sentado en el parque al cerrar los ojos de la cara: somos un bosque.

Cada uno es un árbol, conectado y mamando de la madre Tierra y recibiendo el Sol y el Agua que nos da vida. Llamados a crecer juntos, en ecosistema, interrelacionados y respetando una distancia entre nosotros, sin hacernos sombra. 

El tronco y las ramas con sus hojas (lo visible), me habla de lo que somos individualmente. Las raíces (lo que no se ve) representa aquello que somos colectivamente, lo que nos conecta, nuestros lazos.

Miro el bosque de la vida y parece una imagen estática, los árboles inmóviles con un lento, casi imperceptible crecimiento.  Pero cuando cierro los ojos observo la Vida que fluye dentro:
Nuestras hojas son manos abiertas al abrazo, al encuentro con el otro.
Las flores son la expresión de la alegría y la belleza interior.
El tronco es el canal por donde suben y bajan sensaciones, pensamientos, emociones, desde la conciencia que está en las raíces profundas hacia la sensibilidad de las ramas más finas.
La voz nos la prestan los pájaros, el viento y el susurro del chorro del estanque.
Los árboles que ya no están en pie pasaron a formar parte de la Tierra y siguen realimentando al bosque.
Nuestras raíces entrelazadas bajo la tierra forman una red que sostiene al conjunto y le da estabilidad, como queriendo decir que el único camino es la Unidad.
Por encima de todos, el Sol, origen de la Vida, que nos trata a todos por igual.

No está escrito en ningún sitio, pero más allá de la mera supervivencia, subyace el compromiso y la gratitud por la vida, la de cada uno y la del Bosque que nos abraza.

Sentado en el parque, siento la vibración de la vida palpitando desde las raíces hasta las copas. Noto mi vida entrelazada con la de todo ser humano, todo ser viviente, todo Ser, Todo.

Carlos de Vera

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Protestar daña al cerebro
   
        Descubre por qué, cuanto más protestas, más refuerzas ese mecanismo de "protesta" en tu cerebro.
         


        Escuchar a alguien protestando seguramente te provoque ganas de salir huyendo de la persona malhumorada. La ciencia explica que una cascada de reclamaciones, además de llenar los oídos, afecta negativamente a tu cerebro y al funcionamiento de tu cuerpo. Peor: si eres tú la persona que tiene la costumbre de criticar a todo y a todos, el efecto también se aplica a tu salud mental.
        Pero parece que la costumbre de protestar acaba formando parte de nuestra vida una y otra vez, ¿verdad? Para evitar (o reducir) los daños, entrevistamos a la coach de alta performance y productividad Patricia Marinho, que enseña cómo debemos lidiar con las ganas de protestar, y consejos prácticos para levantar el ánimo de quien solo ve la vida en tonos grises. Entre otros consejos, enseña la “regla del agua” para mantener el optimismo cada día. ¿Qué tal probar?

        ¿Por qué protestar afecta negativamente al cerebro?

        El divulgador y científico de la computación Steven Parton publicó un texto en el sitio Curious Apes sobre cómo el hecho de protestar puede acabar con tu bienestar y el de los que te rodean, afectando directamente al cerebro de los individuos.
        Él explica que, con cada pensamiento que tenemos, nuestro cerebro se remodela, alterando la construcción física de la realidad. Esto sucede porque el puente que se forma entre las células nerviosas (las neuronas) acaba estrechándose cada vez más para producir ese pensamiento.
        “A lo largo de tu cerebro hay una colección de sinapsis separadas por un espacio vacío llamado espacio sináptico. Siempre que tienes un pensamiento, una sinapsis dispara un producto químico a través del espacio hacia otra sinapsis, construyendo así un puente por el que puede pasar una señal eléctrica, llevando consigo la información relevante que estás pensando”, detalla.

        Sinapsis

        “Cada vez que esa carga eléctrica se pone en marcha, las sinapsis disminuyen la distancia que la carga eléctrica tiene que atravesar. Por tanto, el cerebro está religado en su propio circuito, y se altera físicamente para hacer más fácil la realización de las sinapsis adecuadas – y esto hace que el pensamiento, en resumen, se produzca más fácilmente.”
        Junto a esa capacidad cerebral, está el hecho de que las sinapsis que tienes más fortalecidas definen tu personalidad. A fin de cuentas: ese pensamiento que se repite más dentro de tu cabeza refuerza los puentes dentro de la red de tus neuronas.
        “A través de la repetición del pensamiento, el par de sinapsis que representa sus inclinaciones se acerca cada vez más, y cuando surge el momento oportuno para que puedas formar un pensamiento, el pensamiento que gana es el que tiene menos distancia para viajar”.
        Esto significa que, cuanto más protestas, más refuerzas ese mecanismo de “protesta” en tu cerebro.

        Aceptación /disgusto

        Steven apunta a otro factor que hace que las protestas, a veces, destruyan a nuestro cerebro: la dualidad entre la aceptación y el disgusto, el amor y el miedo, el optimismo y el pesimismo. En una experiencia personal, el autor resolvió seguir, frente a situaciones buenas y malas, el precepto de “agradecer la experiencia y la lección”.
        “La naturaleza aprecia el caos, y nuestro cerebro no es diferente. Por eso es importante subrayar que ésta, obviamente, no es una práctica a prueba de idiotas que erradique completamente la negatividad de tu conciencia; a veces, la emoción es muy fuerte, y el par de sinapsis que llama la carga química será el negativo”, relata.
        “Pero, como cualquier músculo, si quieres ejercitar esas sinapsis ‘amorosas’, encontrarás una nueva fuerza innata que hará que el mundo brille con más frecuencia. También te darás cuenta de que eres mucho más feliz gracias a  tu bienestar”.

        Escuchar las protestas de los demás

        Cuando escuchas mucho bla-bla-bla negativo, tu cerebro se relaciona con la otra persona en virtud de las “neuronas-espejo”.
        En esta experiencia, la empatía con el otro hace que intentemos sentir la emoción que está sintiendo – y en ese momento, literalmente, “intercambias energías negativas” con tu interlocutor.

        Qué hacer para evitar la negatividad

        Patricia Marinho nos da 8 consejos de comportamiento para escapar de la gente “protestona”. Si eres una persona así, la especialista también orienta sobre la mejor manera de cambiar tu forma de ver las experiencias en la vida:

        1- “Somos el resultado de las cinco personas con las que más nos relacionamos”
        “Si estás junto a personas que sólo protestan, en breve te convertirás en alguien así también”, comenta Patricia.

        2 -La palabra tiene mucho poder
        “Si estás en medio de una crisis y dices que estarás así hasta finales de año, así será”, comenta la especialista. “Lleva optimismo a la conversación: ‘existe una crisis, sí. Pero ¿qué vamos a hacer para cambiar?”.

        3- Procura estar al lado de personas que son altruistas y optimistas
        “Un ancla constituye sólo el 10% del peso de la nave, y sin embargo, basta para detenerle. No dejes que nadie sea un ancla para ti”.

        4- Protestar es un hábito y, por ello, puede cambiarse
        “Nuestro cerebro tarda 21 días en entender que creamos un hábito. Después, se convierte en rutina.” Por eso, evita mantener actitudes negativas, como respuestas duras y mal humor.

        5- Intenta cambiar de tema cuando una persona se pone a protestar
        “Si dices ‘buenos días’ y esa persona responde ‘¿buen día de qué?’; pídele que respire hondo y que diga que el hecho de estar vivo ya es motivo para un buen día”.

        6- Si alguien protesta a tu lado, no hagas coro a la crítica
        “Ella habla mal de alguien y tú hablas bien. Un día, esa persona cambiará de comportamiento”, pondera la coach.

        7- Cambia de tema siempre que te sientas arrastrado por las energías negativas del interlocutor
        Si la persona protesta de algo, pregunta algo como “¿viste que el cielo está despejado?”, para forzarla a cambiar de asunto.

        8- No intentes corregir a esa persona
        Frases del tipo “sólo saber protestar” o “hablas muy mal” no funcionan, según la coach. “Cuando alguien hace una crítica, responde con algo positivo”.

        Consejo de oro: la regla del agua
        La coach sugiere un hábito a las personas que tienen la costumbre de protestar siempre. “Lleva una botellita de agua, y cada vez que pienses en hablar mal de algo, bebe agua y mantén el líquido en la boca”, explica. “Es un consejo que da beneficio a la salud del cuerpo y la mente”.
     Patricia Marinho, coach.
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El átomo y el sueño

El contenido filosófico y moral de los descubrimientos científicos que nos han llevado a la Luna aún no ha penetrado en la mentalidad de la gente, ni siquiera en la de muchos científicos, políticos y profesores. Se funciona aún con la mentalidad científica del siglo XIX, mecánica y materialista, cuando la física cuántica subatómica y la física relativista astronómica señalan claramente la caducidad de los esquemas mentales establecidos hace tres siglos por Newton y Descartes.

La teoría cuántica, iniciada en 1900 por Max Planck, demuestra que la energía no se trasmite de modo continuo, sino a saltos, en paquetes llamados quanta; en desarrollos sucesivos, el príncipe Louis de Broglie establece que un corpúsculo subatómico como el electrón es, a la vez, partícula y onda, cosa imposible para la lógica aristotélica con que aún nos movemos. Poco después, también en los años veinte, Heisenberg establecía el principio de indeterminación que señala la imposibilidad de determinar la trayectoria de una partícula subatómica. Con ello, el principio de causalidad, en que se asienta la mecánica newtoniana y nuestra manera de pensar actual, se tambalea y es preciso dar entrada a leyes de probabilidad. Pero hay más.


El concepto de ondas de materia o partículas que son ondas, formalizado por Schrödinger siguiendo a De Broglie ha completado el proceso de desmaterialización de la materia. Al refinarse los aparatos para penetrar más allá de donde alcanza la vista, hacia los pequeñísimos fenómenos subatómicos, se ha descubierto que la materia no está hecha de bolitas sólidas, duras y tangibles, sino que esto es una mera ilusión debida al limitado poder de discernimiento de los conos y bastones en la pupila o de las células y neuronas táctiles. La realidad es mucho más fina, compleja y fugitiva que la filtrada imagen que nos dan de ella los sentidos. La sustancia de que están hechos protones, electrones y demás partículas es algo más bien parecido a la tela con que se tejen los sueños.

Se cumple pues, cómo no, la genial premonición del poeta, en aquellas mágicas líneas de Shakespeare, al final de La tempestad, cuando Próspero disuelve con su varita mágica el encanto del escenario y advierte a los hechizados espectadores: “Nuestras peripecias terminan aquí: estos, nuestros actores, como ya os advertí, eran espíritus y se funden en el aire, en el sutil aire, y como la fábrica de esta visión se disolverán, no dejando tras de sí ni las trazas: estamos hechos de la materia de los sueños y nuestra minúscula vida envuelta en ellos”. Y Píndaro: “La sombra de un sueño es el hombre”.

Curiosamente, si nos fijamos en la estructura formal del inconsciente, tal como Freud la ha tipificado por su análisis de sueños, alucinaciones y fenómenos parecidos, no podemos evitar sorprendernos ante la increíble semejanza entre ciertos aspectos de la psicología del subconsciente y la estructura del mundo subatómico. La disolución del principio de causalidad es común en los sueños y en el átomo. En el sueño volamos fuera de espacio, tiempo, causa y efecto, y lo absurdo parece plausible. Exactamente lo mismo sucede con las partículas en el mundo subatómico: hay electrones con tiempo negativo, es decir, que vienen del futuro, según dedujo Feynman, y hay partículas mellizas, según comprobó Alain Aspect, que quedan afectadas inmediatamente y a distancia por lo que le sucede a la otra. Los experimentos de Thomson hicieron pasar, aparentemente, un electrón por dos agujeros al mismo tiempo (sobre lo cual comentó sir Cyril Burt: “Es más de lo que puede hacer un espíritu”). En esta segunda mitad del siglo, la evolución de la física toma un giro todavía más surrealista: John A. Wheeler, de Princeton, propone la existencia de “agujeros negros”, hipotéticos pozos en el espacio intergaláctico donde la masa de una estrella apagada, que ha sufrido colapso gravitacional, se precipita a la velocidad de la luz, desapareciendo de nuestro universo. En estos apocalípticos sumideros del espacio, las ecuaciones de la teoría de la relatividad generalizada deducen que la curvatura del espacio se hace infinita, el tiempo se para y las leyes de la física se invalidan. La malla de incompatibilidades a la razón aristotélica que se da en los sueños resulta ser la más pura normalidad en los procesos subatómicos y galácticos.

Lo que la física moderna ha revelado, pero la sociedad aún no ha mentalizado, es que en el nivel microscópico los criterios de realidad son fundamentalmente diferentes de los que aplicamos en nuestro nivel; dentro del átomo nuestros conceptos de espacio, tiempo materia y causa no son válidos y la física se convierte en metafísica con un inesperado sabor a misticismo. La dicotomía cuerpo espíritu es exactamente tan real y verosímil, o irreal y absurda, como la dicotomía, observada en el laboratorio, materia onda. La física subatómica se mueve hacia el mismo sistema de categorías no espaciales, no temporales y no causales que el psicoanálisis descubre en el estudio del subconsciente. El modelo del universo que se tenía en el siglo XIX está anticuado y, dado que la mismísima materia ha sido desmaterializada, el materialismo ya no puede considerarse como una filosofía científica. Creo que por esta confluencia del átomo con el sueño puede hacerse real el mundo de la inteligencia artificial y del robot humano.

Luis Racionero

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Si quieres tener buenas relaciones, sé auténtico
La autenticidad implica ver al otro, con sinceridad, conversar sobre los hechos y compartir los propósitos comunes.


La autenticidad es mucho más que sinceridad a pecho descubierto. No vale con decir lo primero que se te pasa por la cabeza, tipo “te queda fatal lo que llevas” o “qué desastre de trabajo has hecho”. Esas frases podrán ser “técnicamente” muy sinceras, pero no sirven de mucho. Al otro lo has dejado hecho una lástima y con ganas, seguramente, de devolvértela. La autenticidad va mucho más allá: crea valor a las personas e indaga en los propósitos de lo que nos mueve. Pero la autenticidad no siempre es fácil. No se nos educa para ser auténticos, no nos engañemos. Muchas veces vamos corriendo, diciendo lo primero que se nos pasa por la cabeza o teniendo charlas superficiales, sin darnos cuenta de que, de ese modo, no construimos relaciones sólidas. Pero hay una buena noticia: la autenticidad se puede entrenar y todo pasa por tener conversaciones de calidad con los otros y con nosotros mismos. Veamos cómo conseguirlo, tomando como referencia el modelo de Connolly, Motroni y McDonald en su libro “The vitality imperative”:
  • Apariencia o “no te veo”. Aquí se engloban las broncas, los reproches, las charlas banales y huecas o aquellas en las que hacemos oídos sordos al otro. Todas ellas tienen algo en común: vamos a la nuestra y nos importa bien poco el otro. Ni lo vemos, ni nos interesa ni mostramos realmente lo que nos ocurre. Los minutos que invirtamos en este tipo de charlas son un tiempo perdido. ¿Y cómo pasar al otro nivel? La llave maestra es la escucha. Para ello, cuando alguien está en la apariencia y quiere mejorar su relación ha de comenzar con escuchar y con preguntar. De este modo, salimos de los lugares comunes y de demostrar que solo nosotros tenemos la razón. Por ejemplo, si en vez de echarle la bronca por retrasarse, le preguntas (y escuchas): “¿Por qué me entregas esto tarde?”. O si en vez de demostrar que solo tú tienes la solución, indagas “¿Qué crees que deberíamos hacer?”.
  • Sinceridad o “me da igual lo que sientas con lo que te digo”. La sinceridad tiene una implicación mayor que la apariencia. En este caso, la persona hace una reflexión de sí misma y habla de lo que le ocurre. Pero, claro, en aras de la sinceridad se pueden soltar misiles que hacen mucho daño al otro. Dar un paso más en la sinceridad no significa mentir con lo que nos sucede, sino expresarlo de un modo que ayude también al otro. ¿Y cómo? A través de aportar datos concretos, no solo interpretaciones personales, y desarrollar la empatía para entender el otro punto de vista. En el ejemplo anterior, podría decirse “cuando tú te demoras en la entrega de tu parte, nos retrasamos en nuestro compromiso y eso me hace sentirme muy mal con el otro departamento, por lo que te pido que…” (en vez de decirle que te sientes muy mal con lo que ha hecho. De este modo, le aportas datos para mejorar en las siguientes ocasiones).
  • Precisión o “estamos de acuerdo con los hechos que te cuento”. En este punto se puede comenzar a construir relaciones más sólidas. No nos movemos solo en el mundo de las interpretaciones o de las emociones, sino que llegamos a un acuerdo con lo que está sucediendo. Y todo ello se alcanza cuando somos precisos y hablamos de datos o de hechos. En este nivel se pasa de conversar sobre uno mismo a conversar sobre nosotros. Pero una vez más, se puede avanzar para construir una relación más sólida. La clave está en incorporar la autenticidad, es decir, pasar de las conversaciones basadas en hechos a las basadas en el propósito o en las intenciones. Todo ello se consigue cuando preguntas sobre lo que le mueve a la otra persona. Por ejemplo: “¿Qué es lo más importante para ti?”, “¿cuál es tu objetivo y preocupación principal en el compromiso que alcanzamos?”.
  • Autenticidad o “creamos valor juntos”. Es el nivel más alto para construir relaciones. Hemos superado los hechos y nos basamos en lo que a los dos nos importa conseguir, nuestros propósitos o necesidades. Desde este nivel podemos valorar si lo que los dos buscamos coincide y cómo llevarlo a buen término. Implica ver al otro, sinceridad, conversar sobre los hechos pero lo más importante, compartir los propósitos comunes. Por ejemplo, “si para mí esto es importante y para ti no, ¿qué podemos hacer para ayudarnos el uno al otro?”, “¿qué es lo que tenemos en común en este compromiso?”. Solo así se movilizan voluntades.
 
En definitiva, las conversaciones crean realidades, pero para que estas realidades sean amables necesitamos tener conversaciones auténticas. Esto no se logra solo con la sinceridad, sino que necesitamos desarrollar otras cualidades, como la empatía, la capacidad de hablar de hechos y lo más importante, buscar cuáles son los propósitos que nos mueven. Cuando llegamos a tener conversaciones a este nivel, es más fácil alcanzar acuerdos, trabajar en equipo y tener relaciones personales que nos ayuden a todos a crecer.
POR PILAR JERICÓ



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Tejedores de esperanza

¿Dónde va la civilización humana? ¿Quién lo sabe o quién se atreve a preguntar una cuestión tan amplia? Nuestro pensamiento está despistado por la gran complejidad del mundo, y nuestras fuerzas parecen demasiado débiles para cambiarla. La sensación de impotencia domina. Edgar Morin se había puesto de pie en el desierto para reclamar, hace veinte años, una política de civilización, en vano. Después, en la estela de Stéphane Hessel, se levantaron unos "indignados" insurgentes con razón contra el reino del dios dinero. La revista Esprit ha titulado su número de marzo de 2016 "Iras". Pero esas revueltas se expresan sin proponer todavía alternativas mayoritarias, lo que dificulta el entusiasmo.



¿Dónde está la visión del mundo, del ser humano y del actuar a la altura de los desafíos del presente? ¿Cómo cambiar las voces de alarma por algo que nos abra a la esperanza? ¿De dónde puede venir la luz ante lo que sucede una y otra vez y sólo genera pánico a las personas, como nubes oscuras sobre nuestras cabezas? Si por casualidad, nos llegara un Don Quijote que se atreviese a decir: "Veo brotar en un lugar un proyecto de civilización" ¿qué le pasaría? Le llamarían Sancho Panza, es decir, tonto alocado. Las "élites" llamarían a la incredulidad y al desprecio, porque parecería fuera de lugar. Los más benévolos pretenderían hacerle ver a ese Don Quijote lo simplista o poco realista de su mensaje.

Como otros muchos, ya he caído en la cuenta de una cosa muy sencilla. Tan sencilla que a simple vista parece insustancial. De hecho se resume en una frase: todas nuestras crisis contemporáneas, a todos los niveles de la civilización, son crisis del vínculo. Diciéndolo así, imagino que no nos afecta. Pero vamos a mirar a dónde nos conduce.

¿La crisis ecológica? Ruptura del vínculo con la naturaleza a la que envenenamos, extenuamos, de la que nos separamos. ¿Las crisis económicas repetidas? Una ruptura de los vínculos de justicia y de solidaridad. ¿Las crisis geopolíticas? Ruptura de los vínculos por el fantasma del "choque de civilizaciones”. ¿Las crisis sociales? Ruptura de los vínculos de clases, culturas y creencias. ¿Las crisis de sentido? Ruptura completa entre aspiraciones espirituales del ser humano y de las sociedades demasiado materialistas. ¿La crisis del conocimiento? El estallido del conocimiento en especialidades aisladas, y demasiada incomunicación entre las visiones científicas, humanistas y religiosas del mundo. ¿La crisis de la autoridad, de las instituciones, de la estructura jerárquica social y de los sistemas de poder? Una ruptura del vínculo tradicional entre generaciones. ¿La crisis de la democracia? Una crisis del vínculo entre las élites y la sociedad.... Y, pena doble, vemos que en lugar de esos vínculos se multiplican muchos otros vínculos, malditos, que nos estrangulan: me refiero a las cadenas mundiales de explotación económica y a todos los autoritarismos políticos o las dominaciones religiosas.

Por fin podemos hacernos conscientes de esta crisis generalizada del vínculo. ¿De lo contrario? Seguiremos sin tener una visión clara sobre aquello que puede ocurrirnos. Seguiremos agobiados mientras nos empeñamos en no ver "esa fuente de todas las crisis"... De esta manera, el ser humano seguirá sin abrir los ojos para ir al fondo de sus inconsciencias. Siendo algo malo, creo que puede sernos bueno, pues parece que hemos llegado a tocar fondo. Hay ya demasiado sufrimiento radical en nuestros lazos vitales.

¿Dónde está nuestro vínculo con nosotros mismos, ese lazo interior que nos permite escuchar nuestro yo profundo, y vivir según nuestras aspiraciones más personales y no seguir los modelos estándar? ¿Dónde está nuestro vínculo con los otros, ese lazo de solidaridad, de compasión, de fraternidad y de amor más allá de todas las fronteras de identidad, que nos hace saborear la alegría del don de sí mismo y del compartir? ¿Dónde está nuestro vínculo con la naturaleza, este lazo de respeto con la biosfera y los animales, de maravilla y de simbiosis con el cosmos, que suscita nuestro sentimiento de pertenencia con una vida más amplia y más profunda que la vida de nuestro pequeño ego?

¡Tenemos que aprender o quizá aprender de nuevo a recrear ese triple vínculo/fuente con nuestra interioridad, con la humanidad, con la naturaleza/universo! ¡Ojalá descubramos de nuevo el poder extraordinario de vivir aunados con todas las fuentes de vida y de energía imprescindibles para nuestra felicidad, nuestra libertad, nuestra salud física, moral,.... espiritual. De hecho, tejer con paciencia los nudos de todos esos lazos fecundos es lo que va a permitirnos alcanzar el objetivo más importante de la vida: hacernos crecer en humanidad, elevarnos y despertarnos, abrirnos a lo que nos llama y nos sobrepasa. Ateos, agnósticos, creyentes, esos vínculos que nos elevan y nos transcienden, aquí está nuestra esperanza, aquí está nuestra sociabilidad espiritual, ésa que se puede compartir sin fronteras.

Hoy se va tomando conciencia de ello, el horizonte de la vida y de la civilización puede aclararse y ampliarse de nuevo. Porque de repente una cosa preciosa se torna luminosa: aquello que ya se puede hacer, colectivamente y personalmente. Todos juntos y cada uno según sus posibilidades, desde donde está, con sus medios personales. Contribuir a la creación de la civilización del mañana, basada en la calidad de los vínculos, de todos los vínculos que nos nutren. Una civilización en la que el principio de organización y de desarrollo será poner todas sus estructuras, todas sus fuerzas vivas, todas sus innovaciones al servicio de ese objetivo: hacer de cada ser humano un "corazón de vínculos", es decir un ser tan bien vinculado a sí mismo, a los otros y al universo, que podrá dar por fin toda su talla humana, su singularidad, su vitalidad y su creatividad.

¿Utopía? ¡No, es el próximo motor de la historia ya en marcha! Porque ese paradigma de la vida bien vinculada está actualmente emergiendo, hasta estallar en una multitud de iniciativas que fluyen desde él mismo. Por todas partes las manos se estrechan y los espíritus se buscan para aprender o aprender de nuevo a vivir los unos para los otros, y no los unos contra los otros. Con la naturaleza y no contra ella. Por sí mismo y no en la ignorancia de sí o en la alienación.

Desde la renovación de las prácticas de interiorización (meditación, yoga, psicoterapia, crecimiento personal, etc..) hasta una gran variedad de aspiraciones neoespirituales que muestran la necesidad de sentido, de autenticidad, de ser y no del tener o del parecer; desde prácticas más frecuentes de comercio junto al uso de energías renovables; desde compartires gratuitos de conocimientos a reuniones interculturales y a la búsqueda de nuevas comuniones colectivas; de prácticas de colaboración y de cooperación en empresas, hasta diversos grupos y reivindicaciones ciudadanas.

Solo la miopía de los cínicos y los escépticos mantienen la falsedad de que son sólo fenómenos marginales de poca amplitud. Muy al contrario, es más bien un seísmo, una mutación de la civilización que está estallando. Un nuevo impulso en el mismo momento en que se percibe mayor dificultad para respirar. Una alternativa multiforme y concreta, increíblemente abundante y rica, que se ha comenzado a experimentar a todos los niveles a una velocidad vertiginosa a partir del contagio espontáneo del deseo de construir ya una sociedad menos individualista, menos egoísta, menos jerarquizada, menos depredadora, menos materialista y muchísimo más igualitaria, más de colaboración, más generosa, más portadora de sentido.

Los que llamo tejedores y tejedoras son los precursores, los primeros artesanos de este nuevo paradigma. Creadores de lo nuevo y de todos esos vínculos que nos liberan de las servidumbres, que liberan en nosotros posibilidades de vida nueva. Son los primeros en descubrir una fe inédita - una fe post-religiosa y post-política - en una sociedad humana donde el modelo personal de vida espiritual y el modelo colectivo de progreso se encuentran. Se han puesto manos a la obra y están interconectados en red, unidos en grupos o asociaciones....

Sin embargo esos "primeros en pie" y "neoresistentes" no son todavía suficientemente numerosos. Nos son tampoco suficientemente conscientes de sí mismos, ni tienen la suficiente confianza en ellos mismos. ¡En los meses y años próximos, necesitarán muchos refuerzos hasta la movilización general! Hasta que la mayoría diga: "yo también tengo algo que aportar". Hasta que lleguen a ser la masa crítica de esos que hoy tienen clara la visión para reorientar el rumbo de la historia.

Filósofo especialista de las evoluciones de la vida espiritual en el mundo contemporaneo, Abdennour Bidar es miembro del Observatorio nacional de la laicidad, autor de muchos obras entre ellos L’Islam sans soumission (Albin Michel 2008), Comment sortir de la religion (Les Empêcheurs de penser en rond, 2012), Histoire de l’humanisme en Occident (Armand Colin, 2014), Plaidoyer pour la fraternité (Albin Michel, 2015), Lettre ouverte au monde musulman (Les Liens qui libèrent, 2015), Les Tisserands (les Liens qui libèrent, 2016)






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Los efectos de la humildad en mi crecimiento

Observaciones personales sobre la humildad

Quiero observar esta actitud en mí, porque percibo los efectos tan positivos que tiene para el crecimiento personal.

1.    ¿Qué es la humildad?
Aposentarme en un lugar interior donde me vivo y vivo las relaciones sólo desde lo que soy, sin pretender sobrepasarme, y que hace brotar una alegría y un agradecimiento profundos, un asentimiento de lo que soy.

2.   Algunas afirmaciones que puedo hacer sobre esta actitud
La humildad me ayuda mucho a vivir con una imagen ajustada de mí.
Es un movimiento interior de ajuste en el propio ser. Es un recordatorio interior de quién soy.
La humildad apacigua mucho la sensibilidad y las RDR, porque desde ella, no necesito defenderme de nada, ni mi imagen corre peligro.
La humildad es como una esponja en la que con cariño rebotan las agresiones sin encontrar respuesta.
La humildad irradia paz y verdad para quien puede percibirla.
Es un lugar seguro, sin doblez, sencillo, apacible.

3.   ¿Qué pasa cuando no vivo esta actitud?
Me preocupa el significado que para mi imagen tienen los acontecimientos, cómo afecta a la imagen que tienen de mí.
Me vivo en la sobrevaloración, con gran temor a no responder a mis propias expectativas, y sin trabajar lo necesario para alcanzar mis objetivos, porque no tengo en cuenta mis límites y, en lugar de poner la energía en trabajar, la pongo en el temor a no ser suficiente para los demás y en realidad, para mí misma. Esto redunda finalmente en mayor inseguridad e imagen negativa de mí.

4.   ¿Cómo avanzar en humildad?
Cultivando el gusto por la verdad y la apertura a mi realidad interior de forma insistente, paso a paso.
Cultivando la solidez del ser, es decir, haciendo actos de ser que me van dando solidez y me permiten, desde ese lugar, acogerme en todo lo que soy, también en mis límites.
Cultivando relaciones vitalizantes, y en particular, la relación con alguien para quien me siento muy querida, de cuyo amor no dudo; eso me permite deslizarme hacia ese lugar de verdad y humildad en mí, porque hay menos miedo de no ser amada.
Experimentando el ser humilde, comprendiendo de fondo en qué consiste realmente, y probando sus frutos.
Situándome en algún rasgo de mi ser en el que me siento humilde, y analizando qué siento al vivir así, cuáles son mis sensaciones, qué pasa con mis relaciones desde ese lugar.


Lola


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EL REGALO DE UNA INTUICIÓN

de octubre de 2016

Hoy estoy recogiendo el fruto de una intuición que ha ido madurado durante casi  9 años: ¡un lugar para la formación a través de la expresión creativa!

En PRH expresamos la importancia de escuchar  nuestra intuición y de cómo pasar de una intuición a una decisión y, posteriormente, cómo realizarla. Pues bien, he aquí mi experiencia.

Desde mi comienzo como formadora, estuve habitada por la idea de un lugar permanente, en el que explotar todas las posibilidades de trabajo sobre uno mismo a través de la expresión creativa, uno de los soportes pedagógicos apreciados en PRH.

No siempre es fácil distinguir entre una intuición y un sueño, entre las aspiraciones profundas y lo que es posible en la vida real… Fue el paso del tiempo el que acabó confirmando esta intuición, que nunca me abandonó. Y, como esto ya había sucedido otras veces en mi vida con otras decisiones importantes, ello me ayudó a tomar mi intuición en serio, aunque en mi vida durante 5 años no hubiera ningún dato disponible, ni convergente.

Sin embargo, poco a poco, este proyecto fue tomando fuerza en mí lo suficiente para que yo hablara de él con claridad. Luego mi marido se abrió también a esta intuición y se convirtió en un proyecto de pareja; de manera que se veía a sí mismo llevándolo a cabo con ayuda de otros familiares.

De entrada consideramos un primer emplazamiento que resultó ser demasiado costoso para nosotros y al que tuvimos que renunciar.  Este momento de decepción me supuso un parón interior durante algún tiempo, aunque el proyecto seguía latente en mi

Más adelante, mi marido concibió un nuevo lugar, que es el que se ha convertido en una realidad hoy. El lugar se compone de una bonita sala, clara, soleada, ambientada con madera y cálida. Consta de un gran espacio, con zonas diferenciadas que ofrecen diferentes posibilidades de trabajo, tanto en el interior como en el exterior donde hay un jardín, que también se puede utilizar para estar y comer. Su configuración acoge el empleo de materiales muy diversos como la madera, los ladrillos de hormigón, además de arcilla y la pintura. Ello facilita a cada uno evolucionar a su ritmo y al ritmo del trabajo interior en el curso.


 Además, existen otras novedades:
·  Las jornadas de puertas abiertas de trabajo con la expresión creativa podrán llevarse a cabo en este lugar para dar a conocer PRH y esta forma de aproximarse a uno mismo por medio de las formas, los colores y los materiales.
·  La posibilidad de utilizar estos medios para los tiempos fuertes de relación de ayuda.


Todo ello ha sido posible gracias a un proyecto solidario donde se han intercambiado diferentes servicios. Ha sido también una oportunidad para algunos aprendizajes técnicos y, para todos, ¡una bella experiencia de convivencia!

Por último, aquí se pueden ver en retrospectiva, algunos pasos de este viaje interior:
·         Tomarse en serio la intuición, después de haberla descifrado y sondeado.
·         Confiar, a pesar de los momentos de duda.
·         La interdependencia para realizarla.
·         La dificultad para acoger “¿todo esto para mí?”
·         El asombro por las diversas ayudas recibidas.
·         La parada interior para preguntarse: ¿Cuál es la promesa? ¿Qué va a ser posible vivir aquí?
·         La desapropiación.
·         El cansancio, el desánimo ante un trabajo tan prolongado.
·         ¡Y la alegría final al verlo hecho realidad!



¡Ya existe!¡En octubre se llevará a cabo el primer curso PRH! Promete ser un lugar de creatividad social, cultural y artística en un pueblo pequeño y tranquilo al pie de los Vosgos. ¡Bienvenido a todo aquel que quiera asistir!

Próximo curso a través de la expresión creativa: Mi vida en las relaciones, en febrero de 2017

Valérie BITZ, formadora PRH

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LA HUMILDAD, ESA PALABRA

A propósito de mi trabajo en el GRAC VIVIRME HUMILDE Y DESARROLLO DE MI PERSONALIDAD, me permito compartir con todos vosotros/as, la gran revelación que ha supuesto para mí descubrir las verdaderas acepciones de la palabra Humildad, tan alejadas de las que aparecen en el diccionario de la RAE, en el que podemos leer:
Humildad. 1. Virtud que consiste en el conocimiento de nuestras limitaciones y debilidades y obrar de acuerdo a ellas. 2. Bajeza de nacimiento o de otra cualquier especie. 3. Sumisión, rendimiento.

Ante todas estas acepciones, me pregunto: “¿Quién podría amar una palabra portadora de “bajeza”?”

Quiero agradecer a PRH el que a través de este nuevo GRAC, que nos abre a la vivencia de la Humildad (término léxico que ahora se me impone escribir con mayúscula), haya descubierto otras acepciones bien diferentes de esta palabra, a la que desde aquí hoy yo, gran amante de las palabras, quiero humildemente hacer justicia, divulgándolas a través de este blog.
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Humildad. Cualidad o valor del Ser, que consiste en lo siguiente:  1. Reconocernos en la verdad de todo lo que somos, sin quitar ni añadir nada, y nos impulsa a mostrarnos al mundo en nuestra condición más elevada, la de “yo soy el que soy, todo yo y nada más que yo”, permitiéndonos existir. 2. Soltar las armas, abandonar las resistencias y dejar que la Vida actúe y fluya libremente, sin juicios. 3. Darle un “sí” a la Vida. Decirle: “Yo confío y, por eso, te permito. Acepto”. 4. Cederle el poder a otro, que no es “el otro”, sino la Vida misma, la Fuente de todo. Porque la Vida sabe mucho mejor que nosotros lo que nos conviene. Porque esa Vida abarca todas las posibilidades, todos los caminos, y es AMOR y solo AMOR… Ello nos lleva a reconciliarnos con la Vida y con nosotros mismos, y nos aporta una gran dosis de paz y descanso. 5. Permitirnos ser en Libertad, sin dependencia de los juicios ni expectativas de nadie, y permitir que los otros y todas las demás “cosas” también sean con su libertad de ser; y no como yo quiero o las concibo. De este modo, la Humildad nos rescata de una posición de tiranía y nos conecta de nuevo con nuestra esencia. 6. Una apertura al Ser, que nos lleva a la acogida de la diversidad y a un amor incondicional y universal, de manera que en nuestro corazón hay espacio para todo y siempre queda más.

Estoy segura de que todavía falta que añadir. Esto (el GRAC) no ha hecho más que empezar. Pero, por de pronto, quede a través de estas líneas mi homenaje a esta palabra, tan grande y tan hermosa, que la RAE y otros nos la presentaron siempre cubierta de harapos. Estoy segura de que cuando entre todos la hayamos descubierto al completo, ya nadie querrá verla vestida de esa manera y le daremos un sitio en nuestra vida… y en nuestro corazón. 

Un saludo a todos/as
Ana María Santos

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POZOS SIN FONDO

En ciertos días, estamos asombrados de esas profundidades de nosotros mismos donde emergen: certezas, vocaciones, creatividad. Esa profundidad de nosotros parece sin fondo. Y, a veces, nuestra atención profunda se detiene y se pierde en ese más allá de nosotros mismos que no nos es extraño, con el que nos sentimos en armonía, pero que nos desborda por todas partes dándonos el presentimiento de lo infinito de nuestro ser y de nuestra pertenencia a una realidad de la que somos, pero que nos sobrepasa.
André Rochais




Bienvenida a la vida

Me siento abriéndome a la vida. Saliendo de mi escondite, dejando de esconderme. Vivo una transformación hacia una confianza profunda hacia ella, una confianza mayor, que me sobrepasa y donde hay una gran sabiduría. Empiezo a soltar lastre, dando pasos acompañada de mis miedos, pero sintiendo que son los que me toca dar y dándolos. Caminando hacia adelante por ese camino y viviendo una transformación interior, dejando de estar acurrucada en una esquina observando la vida con miedo, a empezar a levantarme y abrir mis brazos a ella. La abrazo. Le voy dando bienvenida a la vida y a mi vida. Comenzando a vivirla con otra mirada, atreviéndome a vivirla como una mariposa que va desplegando sus alas y empezando a volar. Siento alegría, esperanza, luz, fuerza. Una fuerza que me empuja, otro motor de crecimiento que me alimenta y sobre todo, una confianza en la que puedo descansar y sentirme segura. Un lugar donde volver.
 Irma



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Carta de una maestra que se va a jubilar a sus alumnos


Mis queridos alumnos:
          No quiero que llegue el momento de despedirme sin deciros antes que me siento muy orgullosa de todos vosotros y muy afortunada de haberos conocido.
          Ha sido muy hermoso ver cómo habéis ido creciendo en todos los sentidos durante este tiempo que hemos compartido. Poder contemplar los destellos de ese ser tan maravilloso y único que sois cada uno, porque cada uno de vosotros sois para mí alguien muy especial.
 Me gustaría que os pudierais contemplar en un espejo con los mismos ojos con los que yo os veo. Entonces veríais que, entre todos, acumuláis tanta bondad, tanto coraje, tanta fuerza de vida, tanto corazón, tanta inteligencia, tanta simpatía, tanta grandeza, tanto de tanto, que soy yo la que tengo que daros las gracias por hacer que, llegado el GRAN MOMENTO de mi jubilación, me vaya con los bolsillos y el corazón llenos de toda esa fortuna que me ha proporcionado el teneros como alumnos.
          Sólo desearía que vosotros también os llevarais en algún rincón de vuestra mochila o de vuestro corazón todo mi empuje, mi cariño, mi aliento, mi confianza en vosotros y en la Vida, por, si alguna vez flaquearan vuestro ánimo o vuestras fuerzas,  que no os rindáis nunca; que sigáis apostando, aún más fuerte que yo si cabe, por vosotros y por la Vida, y os levantéis las veces que os tengáis que levantar.
Aprended a tender la mano, tanto para ayudar, como para pedir y recibir ayuda si la necesitáis, porque ambos gestos (el del dar y el del recibir) forman parte del lenguaje de la solidaridad y del amor entre todos.
Que, si alguna vez hacéis mal o cometéis errores , seáis capaces de reconocerlo y de rectificar o reparar el daño causado; que sepáis decir lo siento, porque en estas palabras, si son sinceras, se pondrá de manifiesto vuestra GRANDEZA.
Tomad siempre decisiones sabias, que son esas que están siempre en armonía con la grandeza de nuestro ser.
Recordad que, para conseguir vuestras metas y sueños, es preciso el esfuerzo. No lo despreciéis, porque es ese esfuerzo por llegar a alcanzarlos el que os hará crecer y conquistar vuestra felicidad.
Aprended a buscar siempre razones para la gratitud y la alegría, por muy mal que os pueda parecer que os van las cosas, y siempre os sentiréis  afortunados por algo y bendecidos por la Vida.
          Y, por último, aprended a mirar dentro de vuestro corazón, y siempre estaréis orgullosos de quiénes sois como yo lo estoy de todos vosotros.
                    OS QUIERE Ana.

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LA METÁFORA DEL PROFESOR

Un día, un viejo profesor de una prestigiosa universidad, fue encargado de dar una charla de formación sobre la planificación eficaz del tiempo a una veintena de ejecutivos y ejecutivas de importantes empresas.

La charla estaba incluida en un programa de cinco talleres que se realizaban en una jornada de formación. El viejo profesor tenía sólo una hora para "pasar su materia". Antes de comenzar, delante del grupo de ejecutivos/as (prestos a tomar notas de lo que él, como experto les comentara), el viejo profesor les miró lentamente y comenzó diciendo:
Vamos a realizar un experimento.
De debajo de la mesa, el profesor sacó un recipiente transparente, cilíndrico, de más de cinco litros de capacidad y lo colocó encima de la mesa. A continuación fue colocando en el recipiente, piedras del tamaño de una bola de tenis, hasta que fue imposible poner alguna más.

En ese momento, levantó la vista hacia los ejecutivos y les preguntó: ¿Está el recipiente lleno? Todas estas personas a una, como una coral, respondieron: Sí.

El profesor dejo pasar unos segundos y dijo: ¿Seguro?
En ese momento, sacó de debajo de la mesa otro recipiente lleno de gravilla y comenzó a tirar lentamente la gravilla, que se fue colocando entre las piedras, rellenando los huecos hasta el fondo del recipiente.

Nuevamente, levantó la mirada hacia su auditorio y volvió a preguntar: ¿Está lleno el recipiente?
Esta vez, los/as ejecutivos/as empezaron a comprender el experimento.
Uno de ellos respondió: Probablemente, no.

A continuación el profesor, sacó de debajo de la mesa otro recipiente con arena y procedió a verterla en el recipiente. La arena se iba introduciendo entre los huecos que quedaban por llenarse entre las piedras grandes del inicio y la gravilla.
Cuando finalizó con esta operación, una vez más preguntó: ¿Está el recipiente lleno?
Esta vez, el grupo de personas lanzó un sonoro: No.

Bien, respondió el profesor.
Y como de alguna manera esperaban los/as  ejecutivos/as, cogió la botella de agua que había sobre la mesa y la volcó en el recipiente, llenándolo hasta el borde.

Finalizada esta operación y dirigiéndose a su auditorio, el profesor preguntó:
¿Qué es lo que nos demuestra esta experiencia?
Uno de los brillantes asistentes, teniendo en cuenta el objetivo del curso, tomó la palabra y dijo:
Ha quedado claramente demostrado que aunque nuestra agenda este completamente llena, si se quiere y se hace un esfuerzo de imaginación, siempre se puede encontrar tiempo para atender a una persona o para tener una cita nueva, etc.
No, respondió el profesor, realmente no es esa la conclusión del experimento. Lo que ha quedado demostrado es que si no hubiéramos introducido en el recipiente, en el orden que lo hemos hecho, las piedras, la gravilla, la arena y el agua, nunca hubiéramos podido meter dentro lo que hemos colocado.

Se produjo un profundo silencio en el aula, que el profesor rompió diciendo:
¿Cuáles son las piedras de vuestra vida?, ¿vuestra profesión?, ¿vuestra familia?, ¿vuestras amistades?, ¿la defensa de vuestros principios?, ¿lograr realizar vuestros sueños?

Lo que es importante, es colocar primero las piedras en el recipiente de nuestra vida, y no dar prioridad a las menudencias (gravilla, arena, agua, etc.), porque si llenamos nuestra vida de cosas no importantes, nunca tendremos tiempo para las cosas que realmente lo son.
No olvidéis nunca, que la primera pregunta que debemos hacernos es ¿cuáles son nuestras piedras? Y una vez identificadas, colocarlas primero en nuestro recipiente (nuestra vida).
Con un gesto amistoso el viejo profesor, saludó a su auditorio y abandonó lentamente el aula. 



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EL SUEÑO DE LA RAZÓN PRODUCE MONSTRUOS


Goya realiza un grabado propio del Romanticismo, en el que representa en una escena oscura a un hombre apoyado sobre la mesa con actitud desanimada o simplemente dormido, y  rodeado de seres imaginarios, seguramente procedentes de sus sueños o de su imaginación.

El grabado se acompaña de la frase: “El sueño de la razón produce monstruos”. Puede tener varias interpretaciones como que dejarse llevar por las pasiones, sueños sin ser controlados de alguna forma por la razón puede provocar la aparición de monstruos, de cosas negativas y perjudiciales.

Yo lo interpreto de otra manera, el ser romántico, es la persona que se preocupa del yo, de sus sentimientos, busca de cada cosa que conoce la sensación que le provoca, de tristeza, alegría, pasión… La razón es un elemento verdaderamente útil, pero no es a lo único que se debe de obedecer. Es necesario reparar en lo que sentimos y en los sueños en los que se hace referencia en el grabado. Muchas veces en ellos se encuentra la respuesta de algún interrogante. El sueño es una vía hacia lo que se encuentra más allá de la razón, a lo que es imposible llegar a través de la lógica, si solo fuéramos capaces de ver lo que ocurre en la realidad tendríamos una visión más negativa del mundo, abundarían las imágenes crueles y de las desgracias que ocurren, dentro de nuestra cabeza. El miedo, la tristeza, la soledad pasarían por nuestra mente constantemente, los sueños no serían sueños, sino pesadillas. Las pesadillas están  protagonizadas por monstruos en los que se reflejan nuestras inseguridades. Se pueden encontrar monstruos tanto en la realidad que vemos como en nuestros sueños, pero siempre es nuestra mente la que los genera y hace aparecer.

Aparece la duda de donde nacen dichos monstruos e inseguridades que nos impiden avanzar o pensar con claridad. Una vida llena de pasiones sin ningún tipo de control está destinada a un desastre inexorable, sin embargo el pensamiento únicamente a través de la razón es el que limita al ser humano. No siempre lo que se dice o lo que se ve en el exterior es real, por lo que nos veríamos en un engaño. Sin duda la forma correcta de actuar es manifestar los sentimientos y volar impulsados por las pasiones hasta cierto punto, escuchando a su vez la voz de la razón. De esta forma también la persona alcanzará la felicidad.

Saida Sánchez
Estudiante 2º Bachillerato



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PIENSO LUEGO… SOY DOS

¡E incluso a veces tres, hasta más!

Esto es lo que ocurre: Mi pensamiento surge en mi cerebro, pero mi cabeza alberga al juez más severo sobre mí mismo que existe. ¡Nunca me siento bastante “a la altura”, nunca bastante eficaz, muy a menudo inadecuada, y más bien temerosa, desajustada, fuera de sintonía o incluso completamente fuera de lugar! La imagen que tengo de mí es de una negrura tenaz y soy para mí misma mi peor saboteador. La crítica de mí misma me persigue de la mañana a la noche y no he puesto los pies en el suelo que ya  llueven los reproches o las dudas… el monólogo interior se pone en marcha muy a pesar mío. ¡Cuán fatigoso es..!

Siento las fuerzas de mi cuerpo socavadas por esta tensión interior: me estiro  para  aguantar, y las exigencias que me doy pesan en mis hombros. Tengo la sensación de una pesadez de plomo y varios dolores me recuerdan mis límites o aún  el maltrato que me inflijo; ¡la palabra es fuerte pero es la que me viene cuando me observo en ciertos funcionamientos!

Después de la voz mental y luego la de mi cuerpo, ¡hay una tercera voz en mí! En efecto, soy una persona sensible y mi sensibilidad resuena de múltiples maneras: la mirada negra que sobre mí posa mi mental viene a despertar una tristeza de fondo, como un bajón subyacente, un poco de asco (aversión) de mí misma, desánimo también… Los acontecimientos mundiales actuales me afectan y alimentan una vieja desesperanza: ¿cómo vivir o sobrevivir con tanta crueldad o malevolencia?



Pero también soy sensible al sol, a la belleza del paisaje de otoño que me rodea, a las  nubes que galopan en el cielo, a las manzanas ácidas que colorean el manzano delante de mi ventana: esas vibraciones positivas me dan ganas de moverme, respiro más ampliamente. Entonces cojo mi cesta y voy a recoger las nueces caídas por el viento de la tormenta de ayer, una hoja muerta revolotea y viene a posarse justo en mi pelo, unos pájaros pían a mi alrededor. Ya está, estoy como “ensanchada”: la Vida fluye a mi alrededor, sin mí, y sin embargo me siento bienvenida en ella, en mi lugar. Puedo hacer justo mi parte: en el jardín recoger simplemente los frutos, alimentar a nuestras tres gallinas, contemplar el cielo, dejarme calentar por los rayos del sol.

Y cuando vuelvo a mi mesa de trabajo, hacer claridad  (luz) sobre lo que siento, analizar mis sensaciones, escoger a qué voz en mí le doy la palabra, comprender los mensajes de cada una. Al final cuando estoy conectada con mi ser profundo, cuando he encontrado el impulso de Vida que cruza en mí, entonces me pongo a la tarea de forma ajustada, determinada pero sin tensión. Siento que hago mi parte para sanear mis relaciones; en primer lugar la relación conmigo misma: no soy tan negativa si miro objetivamente mis hechos y gestos cotidianos. Y cuando estoy en paz conmigo misma, puedo contribuir a difundir a mi alrededor un ambiente vitalizante y favorecer relaciones ajustadas. Este lugar en mí del que puedo oir todas mis voces interiores y escoger lo más ajustadamente posible lo que es bueno para mí en el momento dado, es el lugar de mi conciencia profunda. A menudo está enmascarado por el barullo mental o sensible, pero cuando mi inteligencia se ajusta a la realidad y mi sensibilidad se calma, cuando vuelvo a gustar la vida que me anima, ¡entonces la voz de mi conciencia profunda se hace clara y sencilla de seguir! En ese momento ya no tengo la sensación de ser múltiple sino que me siento unificada, toda entera centrada en lo que hago. Y la energía me viene como un regalo extra: Ya no tengo los pies de plomo.

Si tienes, como yo, ganas de encontrar el impulso de Vida, y el gusto por comprender mejor tus voces interiores, te proponemos el curso ¿Quién soy yo hoy? y los cursos que permiten el aprendizaje del análisis de sensaciones: Cuerpo y apertura a mi mundo interior  y A la escucha de mi mundo interior. Provisto(a) de este equipamiento, puedes luego Aprender a tomar decisiones constructivas, es decir localizar y facilitar la escucha de tu conciencia profunda. El curso Mi cuerpo y crecimiento como persona  me ha permitido escuchar  los mensajes de mi cuerpo como un buen amigo de mi crecimiento: me ayuda a contactar con el dinamismo de vida que la anima, y me enseña sobre mi estado interior a través de sus diversos mensajes. Y luego Vivir  armoniosamente permite sentir y balizar el camino para vivirse unificado(a).
¡Buen camino!
Anne Flatin, formadora PRH Francia





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PROYECTO: “PRH  en  GUINEA  ECUATORIAL”
La realización de un sueño

Queridos amigos PRH:
Hace poco más de tres meses os presentábamos el “Proyecto Guinea”, a favor de llevar PRH a tierras africanas de lengua española. Pues bien, ese deseo profundo de alcanzar a otros con menos posibilidades se ha hecho realidad.
Quiero, en primer lugar, agradeceros todas las muestras de cariño y cercanía hacia el proyecto. 
Me he sentido desbordado por tanta alegría e ilusión compartida, por el deseo de hacer posible que PRH alcanzara a este hermoso pueblo guineano. Muchas gracias a las personas que generosamente han patrocinado y siguen patrocinando este proyecto, movidos todos por el deseo de crecimiento para otros.

Aterricé el pasado 9 de julio en Malabo, capital de Guinea Ecuatorial, de la mano de Rufina. Ella es guineana y religiosa contemplativa del único monasterio de África Central, con sede en la ciudad. Conoció PRH hace ya varios años en España, siendo una gran promotora de la formación entre su orden religiosa, en España. En cuanto supo de mi posible presencia en Guinea, ha sido un auténtico regalo para facilitar las actividades formativas previstas. Desde el pasado mes de abril, ha dado a conocer los cursos entre sus numerosos contactos.
   
Una sobrina suya, Susy, repartió más de 400 dípticos informativos por la ciudad. Aunque allí le hice llegar mi agradecimiento, hoy quiero también que la conozcáis y agradecer públicamente su tiempo y dedicación, movida de entrada sólo por lo que Rufina la había hablado de PRH. Durante mi estancia en Malabo he residido unos días en su casa y el resto en el monasterio. Todo un testimonio de generosidad. Hizo el curso “Quien soy yo, hoy” y ha salido determinada a continuar la formación. Algún día espero podáis conocerla en persona.

A mi llegada me encontré con un sencillo monasterio, a las afueras de la ciudad, en un entorno natural desbordante, donde la humedad (90%) y el calor (35º) han sido compañeros de camino durante todo el recorrido. Estábamos en la época que llaman “de lluvias”, por lo que he experimentado chaparrones torrenciales, todo un espectáculo. La acogida y la alegría estuvieron igualmente presentes todos los días, ante las cuáles no tengo palabras sino agradecimiento. Son 7 religiosas.

 

 Al día siguiente empezábamos el módulo “Descubrir mis rasgos de identidad”, dirigido a la comunidad religiosa. A todas alcanzó la experiencia de su ser y el deseo de proseguir la formación, sobre todo en el eje del crecimiento afectivo.
Mi compromiso con ellas ha salido fortalecido. Rufina acompaña en su crecimiento personal a muchas personas, desde el  monasterio.  He quedado admirado de su poder de convocatoria, haciéndome evocar esos grandes sabios que son referencia en todos los pueblos. Me ha llegado mucho su vínculo con PRH, su deseo de formarse más desde su realidad, pero llena de un dinamismo interior que alcanzo le llama a ser testigo y guía para su pueblo. Os lo comparto con su beneplácito para que la tengamos presente. PRH hoy allí necesita de ella para ser más visible y ella necesita de PRH para progresar en su crecimiento. Junto a la información de los cursos a todos sus contactos, ha hecho posible establecer relaciones con el Ministerio de Educación del país, así como con el Centro Cultural Español y Ecuatoguineano. Toda una promotora PRH.

Al cuarto día de mi estancia, empezaron el primer curso “Quien soy yo, hoy”  doce  personas, todas guineanas residentes en la ciudad. El lugar donde realizamos los dos cursos era significativo: se trata de  un colegio colonial de principios del siglo XX de unas Religiosas Misioneras, llamado “Santa Teresita”. Quiero agradecerles su acogida y generosidad, nos propiciaron la sala donde hemos realizado los dos cursos de formación de manera totalmente gratuita. Ellas han quedado muy interesadas en conocernos, emplazándonos a julio de 2016 para ofrecer la formación entre el profesorado del colegio.


Nuestra primera intención era realizar los cursos en el Centro Cultural Español, pero no pudieron admitirnos al no existir acuerdo público de colaboración de dicho Centro Cultural con PRH, gestión que vamos a iniciar para próximos cursos.   La experiencia fue preciosa. Fui testigo de los pasos de cada persona entrando en nuestra metodología de trabajo, confirmándose la universalidad de la transformación que la experiencia del ser supone, más allá de razas y culturas. El primer día tuve que vivir todo un ejercicio de adaptación a su ritmo de trabajo, más lento, más sosegado que el nuestro, más pausado…..a la vez que muy receptivos a mis reacciones y reflejos. Alcancé mucho su hambre de crecimiento, manifestada todos los días por  ellos/as  mismos/as, expresada en su trabajo comprometido, en sus compartires buscadores de luz, en sus miradas profundas e interiorizadas…..en tantos y tantos gestos  que llevo en mi interior como joyas regaladas de vida y ganas de crecer.

Tras dos días de descanso, empezaron el segundo curso de “Quien soy yo, hoy” otras doce personas. Podría contaros algo de cada uno de ellos, de las 31 personas participantes, pero a grandes rasgos, lo más significativo es que todos/as estaban muy interesados por el curso y por la formación PRH. Han participado personas de todas las edades, desde  una cocinera ya mayor fascinada por la experiencia hasta una jovencita de 17 años, estudiante de bachillerato, de una familia con escasos recursos, becada totalmente por una colaboradora anónima.  Entre medias, estudiantes universitarios, docentes, profesionales de otras ramas, funcionarios, personas sin empleo,…… personas todas que desean continuar su formación, su crecimiento personal.


Mi balance está lleno de admiración: de su capacidad de resistencia, es un pueblo que ha sufrido y sufre mucho, pero a la vez está lleno de vida, alegría y ganas de superación. Las desigualdades sociales son muy evidentes, por eso me llegan tantos gestos de generosidad y acogida que he observado entre ellos, así como su capacidad de disfrutar cada encuentro, sin tiempo, sin prisas, sin agobios….Me quedo con sus miradas profundas, densas, penetrantes,….. la belleza natural de los niños,….en fin, vida y más vida queriendo vivir.

Quiero daros cuenta también de todo el proceso económico vivido. El viaje a Malabo ha sido abonado por la asociación “Amigos de André Rochais – PRH España”.  Mi trabajo durante esos días ha sido y será gratuito siempre. En mi corazón llevo ese deseo, es fidelidad a mi conciencia profunda y sobre todo respuesta a una llamada de mi vocación PRH.  Los 31 participantes han pagado su matrícula. Dos personas han sido becadas totalmente por dos colaboradoras españolas y otras dos personas han sido becadas por un patrocinador guineano. El salario medio de un profesional es de 180€/mes, por lo que nuestras tarifas moduladas han sido clave para que las personas hayan podido participar. Con los ingresos de las matriculas hemos pagado todo el material pedagógico de los tres cursos y mi estancia en el país.  Al pagar sus tarifas moduladas en francos centro africanos (1€ = 650FCA), el resto del dinero ha quedado en Guinea custodiado por Rufina, al servicio de la promoción de PRH en el país.

La Junta Directiva de la Asociación “Amigos de André Rochais” (PRH-España), me ha informado de ha habido ingresos de bastantes personas patrocinando el “Proyecto Guinea”. Me gustaría que estos donativos pudieran destinarse a los próximos viajes, mientras conseguimos un fondo económico que permita una autogestión en este sentido, en pro de llegar a ser autónomos económicamente hablando.

Una vez más, GRACIAS. Gracias a todos los que habéis creído y apoyado este proyecto que hoy empieza ya a ser realidad. Nos queda mucho por recorrer, está puesta la primera piedra, pero desde el realismo somos optimistas y confiamos en lo que nos mueve: PRH en y para Guinea Ecuatorial.
A vuestra disposición y encantado de hablar con quien quiera conocer más el proyecto. Un abrazo a todos.

Juan Carlos Cisneros
Formador  P.R.H.


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VIVIR SIN REFERENCIAS
En nuestra sociedad actual hay una pérdida generalizada de referencias, que origina en muchas personas una angustia difusa y una inseguridad personal. Desde hace años los principales puntos de referencia religiosos, éticos, pedagógicos, están desapareciendo de la vida de la mayoría de nuestros contemporáneos. Aunque limitados eran puntos que daban una cierta consistencia y proporcionaban una cierta protección ética y moral. Todo eso ha ido desapareciendo, poco a poco, y vivimos en una sociedad sin referencias sólidas. Hemos entrado en el tercer Milenio en medio de una conciencia generalizada de crisis como resultado de los espectaculares cambios habidos en las costumbres, en las formas de pensar y hasta de creer. 
Existe la sensación de que nuestra civilización muere de agotamiento, y de que algo nuevo, todavía no definido, pugna por aparecer. No es extraño que mientras eso nuevo no se haga realidad, vivamos en una especie de vacío en que “todo vale” en todos los terrenos. Es lo que se ha llamado la “dictadura del relativismo” Especialmente ahora, la crisis economía han dejado sin explicaciones a los gurús y sabios financieros del mundo. Ya nadie sabe nada. Nadie se arriesga a predecir o a recomendar..
Estamos sufriendo en nuestros días las consecuencias de esta manera desproporcionada de vivir que ha regido estas últimas décadas. La corrupción ha alcanzado a todas las instituciones y a todos los niveles. Ya no hay ninguna autoridad moral superior a nosotros. Por eso, más que nunca, necesitamos encontrar en nuestro interior un punto de referencia para poder orientarnos en nuestra vida. En la Formación PRH se nos ayuda a descubrir lo que es la conciencia profunda y a vivir en referencia a ella. La conciencia profunda es esa referencia interior que es la voz de nuestro ser en crecimiento y que expresa lo que es bueno para la persona. Esta conciencia se diferencia de la conciencia socializada (la voz de los demás) y de la conciencia cerebral (la voz de nuestros principios). “La conciencia profunda es una instancia que guía a la persona en la conducta de su vida y en la consecución de su plena realización. Se podría comparar con la brújula de un viajero, siempre disponible para ser consultada y para indicar el camino que hay que tomar”.
Vivimos en una sociedad de neuróticos insatisfechos, drogados por el activismo y la velocidad que cuando, en un determinado momento, no tenemos nada que hacer nos resulta insoportable. Acudimos a la rabia al despertarnos, verificamos los mensajes de nuestro móvil, hacemos zapping en la televisión o recurrimos a Internet pero la verdad es que no estamos siendo más felices y que necesitamos un cambio en nuestra manera de vivir. Los valores y símbolos que daban sentido trascendente a la vida humana han sido sustituidos por valores efímeros, o en el mejor de los casos por valores exclusivamente intramundanos.
Hay un texto interesante de Carl Jung, que fue, junto a Freud, uno de los grandes conocedores del psiquismo humano. Jung daba mucha importancia a la dimensión de Trascendencia. Jung escribe: “Entre todos mis pacientes de una cierta edad, mayores de 35 años, no ha habido uno solo cuyo problema más profundo no tuviera que ver con su dimensión religiosa. En última instancia, todos padecían por el hecho de haber perdido esa dimensión. Y ninguno se ha curado realmente sin recuperar esa dimensión profunda que le era propia y eso no depende en absoluto de un credo determinado ni de la pertenencia a tal o cual iglesia sino de la necesidad interior de esa dimensión espiritual”.
La crisis religiosa a la que nos estamos refiriendo es un fenómeno occidental que está ligado a la Modernidad. La “Razón Ilustrada” que ha venido luchando contra el «mito religioso» ha acabado mitificándose a sí misma y alienándose en sutiles formas de poder. En lugar de ser luz, la razón se ha convertido en poder instrumental, dirigido al dominio material del mundo, pero con fines económicos y lucrativos.
Existe dentro de nosotros esa dimensión profunda ahogada por el consumismo, el ansia de bienes materiales y de una vida indiferente a lo esencial. Es preciso reavivar en nosotros la Fuente de nuestra vida y de nuestra realización humana. En lo más profundo de nosotros mismos, hay una capacidad de apertura a la experiencia de la Trascendencia. En el fondo de todo ser humano, hay un “más allá que nos sobrepasa”. Ahí podemos hacer la experiencia de una relación con la Trascendencia. Es una dimensión antropológica que contiene un potencial asombroso para caminar y llenar de sentido nuestra vida.

Benjamín García Soriano

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La verdadera autonomía:
una interacción entre afirmación auténtica y adaptación

                                                          Del libro "Afirmarse de un modo auténtico y respetuoso" pags. 68-69

Cuando sabemos bien quiénes somos y cuáles son nuestros valores, tenemos ya un terreno sólido en el que pisar. Cuando estamos suficientemente familiarizados con nuestro ser, podemos vivir de acuerdo con él, existir a partir de él. Existiremos tal como somos. Ni más ni menos, ni mejor ni peor. Estamos ahí con nuestras capacidades y nuestros límites. Somos verdaderos. Nos vivimos en autenticidad.
Para crecer en la afirmación de sí mismo hay que evitar dos trampas: «querer dominar» y  «borrarse a sí mismo». Es importante darse cuenta de que esas dos trampas no se manejan intencionadamente, sino que son tendencias provocadas por unas carencias subyacentes. «Querer dominar», por ejemplo, puede tener relación con una carencia de reconocimiento, o bien «borrarse» con una carencia de ser amado, una carencia de seguridad…
Querer darse demasiada importancia e imponerse dificultará la adaptación, así como será difícil ser auténtico si nos hacemos casi invisibles. Suele suceder que algunas personas (consciente o inconscientemente) justifiquen su modo de actuar a partir de una carencia y, en realidad, no lleguen por ello a responsabilizarse de su funcionamiento.
Mi padre era un hombre extremadamente severo, a menudo hasta el límite de lo irracional. Mis hermanos y yo debíamos callarnos cuando él hablaba o cuando él escuchaba los informativos por la radio o cuando conducía el coche. Si no nos callábamos cuando él quería, daba un puñetazo sobre la mesa. Cuando yo estaba en otra parte, por ejemplo en la escuela, hablaba mucho, intentando ser escuchado. No me molestaba nada que mis compañeros de clase suspirasen cuando una vez más discutía con un profesor. Varios años más tarde, encontraba exagerado que durante nuestras reuniones algunos colegas mostraran nerviosismo cuando, una vez más, yo no pensaba mis palabras. Cuando un colega y amigo me hizo caer en la cuenta de que mis palabras me desacreditaban y que yo mismo hacía el diálogo difícil por mis declaraciones sin matices, encontré una gran clave. Quería conseguir lo que me habían negado durante mi juventud. A mi parecer, mi funcionamiento estaba justificado. Sin embargo, gracias a esta ayuda, comprendí que mi modo de funcionar era muy poco eficaz. Era considerado como un joven insoportable que valía más no tener en la mesa de negociaciones. Y a decir verdad, yo no me sentía siempre escuchado de verdad. Esto me exigía mucha energía y voluntad, pero ahora, que ocupo mejor mi justo lugar en un grupo, me expreso con más calma. Se me escucha mucho mejor cuando digo algo. Incluso me han felicitado por las ideas productivas que presentaba. ¡Sí, esto es una actuación victoriosa!
                                                             Bernard

La autenticidad va a la par de la afirmación ajustada de sí mismo. A partir de la autenticidad, nuestro comportamiento natural es la asertividad. Respecto al otro, a los otros o a un grupo, existir significa que aceptamos nuestros propios límites y que manifestamos nuestras capacidades. Nos consolidamos en nuestras capacidades comprometiéndolas en un interés común, el de la relación, el del grupo. Esta afirmación de sí mismo, este «existir» de un modo ajustado, significa siempre un respeto por nosotros mismos y por los otros. Si en nuestro actuar «nos tenemos en cuenta», eso supone que nos adaptamos.
En la adaptación, sin embargo, puede producirse un «exceso». Adaptarse demasiado, o demasiado pronto, equivale a capitular y se hará a expensas de la fidelidad a sí mismo (autenticidad). Algunas situaciones acaban en un callejón sin salida... Algunas relaciones pueden ir mal por ello.
Existir de un modo adulto y autónomo es una interacción continua entre autenticidad y adaptación. En la autenticidad hay siempre una disposición a la adaptación, allí donde es requerida. El movimiento de adaptación tiene en sí un núcleo indestructible de autenticidad con el que no es posible cualquier compromiso.
Ejercicio
·       Describo una situación en la que me he adaptado y he experimentado satisfacción por no haberme negado a mí mismo.
·       ¿Soy alguien que afirma su autenticidad teniendo en cuenta a los otros y las situaciones? ¿Cómo me percibo globalmente?
·       ¿Qué progresos me gustaría hacer: del lado de la adaptación y del lado de la afirmación ajustada de mí?



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ACEPTAR Y REFERIRSE AL ESQUEMA DE LA PERSONA
 EN NUESTRA VIDA COTIDIANA
 Fernando Jiménez

Estuve en un encuentro hace unos días de personas que conocen la formación PRH, aunque el encuentro como tal no era de formación PRH.
Escuché a personas realmente buenas, con deseo de vivir mejor y con sentido; escuché también dificultades para vivir esos deseos y sobre todo llamó mi atención cómo les era difícil “colocar” esas dificultades en su persona, comprender a qué se debían esas dificultades y cómo avanzar para que no se repitan una vez y otra, ocasionándoles desánimo y gasto importante de energías para vencerlas.
Me pregunté si éramos conscientes de lo que nos ofrece el esquema de la persona de la escuela PRH para poder comprender y situar lo sólido de nuestra persona, nuestras dificultades, y las posibilidades para abordar las dificultades con más aprovechamiento que así se nos ofrecen.
Me di cuenta de que no es fácil reconocer, aceptar y referirse a ese esquema en mi persona; no en una persona etérea y general sino en la mía concreta y la de cada uno en concreto. Me di cuenta que requiere una disciplina interior y una adhesión real y profunda que luego ayuda a acometer la vida refiriéndose a este esquema; situar las vivencias, sensaciones, dificultades, luces, etc., en las instancias correspondientes y comprendernos mejor y poder abordar más eficazmente la vida; a vivir la jerarquía de las instancias, la interacción entre ellas y el rol de cada una en el crecimiento y la vida cotidianos; el que ayuda a utilizar las herramientas eficaces para crecer, curar y reeducar… todo al servicio de vivir personal y relacionalmente.
Yo quiero avanzar en este reconocimiento, aceptación y referencia vivenciales. Mi experiencia de aceptar este esquema en mi persona, el lugar y jerarquía de cada instancia, su relación en el conjunto de mí mismo, su complementariedad para que yo viva, me han aportado y me aportan ligereza, eficacia, sentido y solidificación de mi ser, solidez personal; mayor capacidad de elegir lo que me da sentido y me hace feliz, lo que me deja en paz, mi aportación al conjunto humano concreto en el que vivo. Mi experiencia es una experiencia de alegría y también de humildad, verdad progresiva en el vivir, sentirme bien en mí mismo.
Hoy invito a prestar atención a lo que nos puede aportar aceptar, integrar y referirnos a este esquema en nuestra vida cotidiana a la hora de comprender lo que nos sucede y abordarlo de forma y satisfactoria y eficaz; Avanzar en ello para nuestra felicidad y sentido.



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“La tarea más hermosa de la persona es convertir nuestros sufrimientos en perlas”
(Hildegard von Bingen)



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EL COMPORTAMIENTO DE LOS ÁRBOLES,
LA SABIDURÍA DE LA NATURALEZA

Investigaciones de la Dra. Suzanne SIMARD




El primer artículo que leí es este del periódico 'The New Yorker':http://www.newyorker.com/magazine/2013/12/23/the-intelligent-plant El artículo es extenso y solo un par de párrafos hablan de esta investigadora, que copio a continuación: Cuando contacté con Simard por teléfono, describió cómo ella y sus colegas siguieron el flujo de nutrientes y señales químicas a través de la invisible red subterránea. Inyectaron a los abetos isótopos de carbono radiactivo, para después seguir la distribución de estos isótopos a través de la comunidad del bosque, utilizando distintos tipos de sensores, entre ellos un contador Geiger. En el plazo de unos días, las dosis de carbono radiactivo había sido transportadas de árbol en árbol. Cada árbol en un espacio de treinta metros cuadrados estaba conectado en red; los árboles más viejos operaban como concentradores, algunos con hasta cuarenta y siete conexiones. El diagrama de conexiones de red del bosque se parecía a un mapa de rutas de aviación.Los patrones del tráfico de nutrientes mostraron cómo los 'árboles madre' estaban utilizando la red para alimentar arbolitos, incluidos sus propios arbolitos (aparentemente los árboles pueden reconocer a sus descendientes), hasta que son lo suficientemente altos para alcanzar laluz. Y, en un sorprendente ejemplo de cooperación entre especies, Simard descubrió que los abetos estaban utilizando las conexiones en red de sus raíces para comerciar nutrientes con abedules en el transcurso de la estación. Para la comunidad del bosque, el valor de esta economía cooperativa subterránea parece aportar mejor salud global, más fotosíntesis total y mayor resiliencia en situaciones de perturbación. Este artículo está en español, y al final aparece un vídeo que está en inglés:

Este otro vídeo de Suzanne Simard está en inglés y se puede ver con subtítulos en español. Una vez cargada la página, en el vídeo aparecerán seleccionados los subtítulos en inglés, pero si lo deseáis se pueden elegir subtítulos en español:

http://universalsubtitles.org/en/videos/SJicjHpCJo38/info/the-networked-beautyof-forests-suzanne-simard/


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MI CAMINO DE CRECIMIENTO EN PRH. Feli Ibáñez

Llevo varios años explorando mi mundo interior y mis relaciones a través de  PRH y me gusta que lo que aprendo:
  • Es de carácter internacional. Veo al mundo en su globalidad y me gusta que lo que hago tenga una traducción universal.
  • Dispone de una investigación consistente y experimentada respecto al crecimiento de la persona. Soy muy mental. Mi cabeza necesita comprender para avanzar. Tener una investigación que fundamenta el crecimiento y que demuestra que el método que utiliza es eficaz me tranquiliza.
  • Propone un método de autodescubrimiento original, basado en una gran parte en la escritura. Auto descubrirme a mi ritmo se encaja en mi dinámica de vida. Escribir acogiendo mi mundo interior, atenta a lo que vive en mí, me ordena, me sitúa, me permite conocerme mejor y por ello evolucionar. Me encaja como metodología.
  • Su centro son las personas y cree en ellas. Tiene fe en sus capacidades, cualesquiera que sean su situación, su historia, sus dificultades. Siempre he sentido que los seres humanos somos un pozo de maravillas, como decía Andrés Rochais "dormimos sobre tesoros, sobre pozos de energía, sobre un volcán de creatividad, sobre reservas increíbles de amor verdadero"  aunque a veces nuestras circunstancias, nuestra propia historia, nuestro sufrimiento nos condiciona y no nos deja brillar con todo nuestro potencial. Me gustaría poder brillar lo máximo posible y que los demás también lo hicieran. Aunque reconozco que todos tenemos límites y hay que reconocerlos y respetarlos.
  • Me da un modelo psicopedagógico teórico del funcionamiento de mí misma, sencillo y fácil de aplicar, y esto me permite comprenderme y situarme en la práctica cuando me pasan las cosas y no las entiendo (entro en crisis, percibo cosas que pasan a mi alrededor, sufro, me maravillo...).No me siento como un barco a merced del estado de las aguas.
  • Desde este modelo psicopedagógico me pone en relación con los otros y me enseña cómo me relaciono y la naturaleza de cada relación para gestionarla lúcidamente, entendiendo el impacto de esta relación. La humanización de la sociedad es un tema que me toca profundamente. No podemos hablar de humanización si no hablamos de relación con los otros.
  • Entra en el fenómeno del crecimiento, del avance hacia llegar a ser uno mismo lo más posible. Y lo que realmente me fascina es que nosotros podemos cooperar activamente en este proceso.
  • Se trabaja el sufrimiento y las heridas, que es uno de los aspectos que más me conmueve interiormente. Ésta ha sido una de mis mayores inquietudes en los últimos años: sanar las heridas que pudiera tener y que no me hacen feliz ni me dejan desplegarme completamente en quien soy.

A medida que se avanza en todos estos campos te vas ordenando por dentro (se coloca tu  puzzle interior, la sensación de no entender nada de lo que te pasa por dentro desaparece, algunas reacciones que me dejaban insatisfecha se van, siento más lucidez para mis decisiones asumiendo el grado de inconfort, incertidumbre y/o frustración que llevan consigo, puedo vivir mi tarea, mi misión con gusto, pasión, felicidad y sentido, las relaciones se limpian en lo que a mí me toca y puedo ser asertiva en todos los sentidos, aprendo a escuchar las señales de mi cuerpo y entro un poco más en su sabiduría...), encuentras el sentido de tu vida y se libera una energía brutal motor de movimiento hacia los otros, hacia la sociedad.


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YEHUDI MENUHIN, director de orquesta





Yehudi Menuhin, también conocido como Lord Menuhin of Stoke d'Abernon, fue un violinista y director de orquesta nacido en Estados Unidos, con nacionalidades de Suiza (1970) y británica (1985), de origen ruso (con ascendencia judía). Menuhin es considerado uno de los más grandes violinistas del siglo XX.

Presidió el Consejo internacional de música en la Unesco (de 1969 a 1975) y fue un activo defensor de causas humanitarias.

Recibió el Premio de la Paz de los libreros alemanes en 1979, en 1991 el Premio de la Fundación Wolf de las Artes de Jerusalén, en 1994 recibió una Condecoración Konex otorgada por la Fundación Konex (Argentina), y, junto con el ruso Mstislav Rostropóvich, el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia en 1997. Fue alumno de yoga de B. K. S. Iyengar, de quien decía que fue su mejor maestro de violín.


Este texto fue hallado entre los documentos de sus últimas voluntades:


Guíame hacia lo mejor de mí mismo – ayúdame a convertirme en alguien en quien confíen los seres vivientes, criaturas y plantas, así como el aire, el agua, la tierra y la luz que los sustentan; mantenme como alguien que respeta el misterio y el carácter de cada variedad de vida en toda su unicidad y solidez, ambas esenciales para la supervivencia de cualquier vida.

Ayúdame a preservar mi capacidad para maravillarme, extasiarme y descubrir; permite despertar en mí el sentido de la belleza en cualquier lugar, y a contribuir con y para otros y para conmigo mismo en el conjunto de la belleza que observamos, oímos, olemos, probamos o tocamos o que de algún modo concebimos a través de la mente y el espíritu; ayúdame a no perder nunca el vivificante ejercicio de proteger a todo aquél que respire, pase hambre, tenga sed; a todo aquél que sufra.

Ayúdame a permanecer acorde con los valores relativos, a equilibrar pacientemente el paso del tiempo con la rica cosecha de fidelidades, experiencia, éxito, ayuda e inspiración.

Ayúdame a ser un buen guardián del cuerpo que Tú me has dado. Que esta vida confiada a “mi” temporal resguardo, vuelva al círculo terrenal en la mejor condición posible para que la vida continúe. Así pues, Tu deseo se hará.

Que aquellos que me sobrevivan no lloren mi muerte sino que continúen siendo igual de serviciales, amables y sabios con los demás, igual que fueron conmigo. Aunque me encantaría vivir muchos años disfrutando de los frutos de mi afortunada y rica vida, con mi preciada mujer, familia, música, amigos, literatura y numerosos proyectos, en este mundo de culturas y gentes tan diversas he recibido ya la bendición, afecto y protección suficiente para satisfacer miles de vidas.

Y finalmente, mientras Te suplico que me protejas de la ira y la condena, la mía de los demás y la de los demás de mí, ilumínalos a ellos y a mí y ayúdanos a perdonarnos el uno al otro.

También con aquellos enemigos que posiblemente tenga, ayúdame a distinguir entre los reconciliables y los irreconciliables, dame ánimos para buscar por todos los medios el entendimiento con los primeros, y hacer a los segundos ineficaces y a aprender de los dos.

Dame la inspiración que has dado a la humanidad y anímame a reverenciar y a seguir estos ejemplos vivos que consagran tu espíritu – el espíritu que hay en el interior y fuera de cada uno de nosotros – el espíritu de Aquél y de Aquellos – la iluminación de Cristo, de Buda, de Lao-Tsu y de los profetas, sabios, filósofos, poetas, escritores, pintores, escultores, todos los creadores y artistas, y toda la gente desinteresada, los santos y las madres, conocidos y desconocidos, los exaltados y los humildes – hombres, mujeres, niños de todos los tiempos y lugares – cuyo espíritu y ejemplo permanecen con nosotros y dentro de nosotros para siempre.




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El poeta ÁNGEL GONZÁLEZ


Este poeta esencial es oriundo de Oviedo, donde nació en 1925. Su familia quedó muy afectada por los conflictos políticos que derivaron en la Guerra Civil; perdió a un hermano, otro se exilió y su hermana fue vetada para ejercer de maestra. Esta situación y las secuelas de la tuberculosis que padeció –y en cuya convalecencia leyó asiduamente poesía– dan forma a su obra, de claro contenido social, urbano y crítico, y también de un intimismo optimista muy característico.
Estudió Derecho en Oviedo, y en la Escuela Oficial de Periodismo en Madrid, y opositó para ocupar una plaza de funcionario en el Ministerio de Obras Públicas. Aprovechó una excedencia para viajar a Barcelona y relacionarse con poetas como Barral, Gil de Biedma y Goytisolo, y poco después publicaba su primer obra, “Áspero mundo”. De vuelta en Madrid, empezó a frecuentar a otros escritores, como García Hortelano, Celaya o Caballero Bonald. Junto a algunos de ellos se le enmarca en la llamada Generación del 50. Entre sus obras podemos destacar “Sin esperanza, con convencimiento”, “Grado elemental”, “Otoños y otras luces” y “Palabra sobre palabra”. Por sus libros fue merecedor del Premio Príncipe de Asturias de las Letras en 1991, entre otros reconocimientos.
Murió en 2008.



Ángel González pensaba…

Para vivir un año es necesario morirse muchas veces mucho.

Mi corazón: tu nido. Muerde en él, esperanza.

Donde pongo la vida pongo el fuego de mi pasión volcada y sin salida.

Pongo en juego mi vida, y pierdo, y luego vuelvo a empezar, sin vida, otra partida.

Si yo fuera Dios y tuviese el secreto, haría un ser exacto a ti.

Cuando el tiempo haya modificado mi estructura, y mi cuerpo sea otro, otra mi sangre, otros mis ojos y otros mis cabellos, pensaré en ti, tal vez. Seguramente, mis sucesivos cuerpos, prolongándome, vivo, hacia la muerte, se pasarán de mano en mano, de corazón a corazón, de carne a carne, el elemento misterioso que determina mi tristeza cuando te vas, que me impulsa a buscarte ciegamente, que me lleva a tu lado sin remedio: lo que la gente llama amor, en suma.

Ninguna era tan bella como tú durante aquel fugaz momento en que te amaba: mi vida entera.

Cuando tengas dinero regálame un anillo, cuando no tengas nada dame una esquina de tu boca, cuando no sepas qué hacer vente conmigo, pero luego no digas que no sabes lo que haces.

Largo es el arte; la vida en cambio corta como un cuchillo.

Te llaman porvenir porque no vienes nunca.

La poesía enriquece el pensamiento y el alma. Os invito a sentirla y a practicarla.

Alex Rovira.
http://www.alexrovira.com/soluciones/articulo/angel-gonzalez

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CUANDO DECIDES SER QUIEN EN VERDAD ERES


Cuento escrito por Alex Rovira en "La Brújula Interior".
Es una versión 'distinta' de "Caperucita y el Lobo Feroz".

Érase una vez Caperucita, su abuelita y el lobo Feroz.
Un día, viendo que las cosas no iban del todo bien, que llevaban unas vidas un tanto ajetreadas y complicadas, y, sobre todo, que estaban cansados de vivir siempre el mismo cuento, decidieron ponerse manos a la obra y hacer un buen trabajo terapéutico...
... Caperucita decidió dejar de hablar con lobos seductores, manipuladores y mentirosos que la engañaban y la hacían andar más de la cuenta por caminos largos y complicados.
... La abuelita decidió dejar de abrir la puerta a lobos que se hacían pasar por tiernas niñas, aunque peludas y con la voz ronca. Decidió además dejar de vivir en una casa aislada en medio del bosque y se compró un pisito en la ciudad. También contrató a una asistenta para que la cuidase y le hiciera la compra, a fin de evitar que su nieta tuviese que llevarle provisiones atravesando un bosque lleno de lobos mentirosos y peligrosos. Porque la abuelita, gracias a la buena fe de su hija y su nieta, había ido ahorrando con el tiempo dinero de sobras para pagarse el pisito y la asistenta.
... Y el lobo Feroz decidió dejar de disfrazarse de abuelita y de meterse en camas ajenas para cazar. Vio que era más fácil cazar conejos en el bosque que complicarse la vida engañando a niñas y abuelas usando disfraces... Es decir, decidió ser un lobo de verdad, un lobo auténtico.
Y colorín colorado, el cuento se ha acabado... ¡Definitivamente!
Para descanso y felicidad de sus tres protagonistas.

Moraleja: quizá para empezar a ser felices de verdad lo que toca es empezar a ser sinceros con nosotros mismos para vernos tal cual somos, pedir ayuda si la necesitamos y, en definitiva... ¡Dejarnos de cuentos!

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Campus de Verano – Formación y Ocio

 Meres (Asturias) y Valle del Jerte (Cáceres)
Durante los días 29 de julio al 3 de agosto (ambos inclusive) se ha celebrado el Campus de Formación y Ocio en Meres (Asturias), se han impartido los cursos: "¿Quién soy yo, hoy?", "El Sentido de mi Vida", "La Vida en mí y sus trabas" y "Despliegue de mi vida afectiva".
Las Formadoras y el Formador responsables de impartir los cursos y las personas que se han encargado de las actividades de ocio, sentimos que ha sido un tiempo muy rico, tanto por lo vivido en los cursos como por los tiempos de compartir en las distintas actividades programadas (Yoga, Taichí, Relajación, Masajes, Senderismo). Estamos convencidos que este Campus dejará en nosotros una huella por tiempo, tanto por las personas que han participado en los Cursos, como por las distintas experiencias vividas. Nos gustaría que también haya calado hondo la experiencia en las personas que han participado en el Campus y nos gustaría conocer sus reacciones. Acompañamos algunas fotos para que se puedan hacer una idea del entorno tan agradable donde se ha celebrado.
 
Algunos testimonios
Hola a tod@s, una vez más queremos compartir el testimonio de personas que han participado este año en el Campus de Verano PRH en Meres (Asturias). Han sido unos días estupendos llenos de trabajo personal, convivencia y ocio que nos han cargado las pilas para una buena temporada. Una experiencia para recordar, que nos anima a seguir trabajando para crecer y mejorar como personas comprometidas con la vida.
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Después de terminado el curso "El sentido de mi vida" e incorporada ya a la vida diaria, creo que mi existencia ha adquirido más "sentido". Hoy he tenido una pequeña experiencia con una amiga, me he manifestado más claramente con mis límites. PRH me sigue funcionando.
M.M.
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Al decir unas palabras respecto a los días vividos en el Campus conecto con la parte más fiel de mí, allí donde siento que la Vida me acompaña.


Después del trabajo hecho en el curso “Despliegue de mi vida afectiva” las situaciones que me rodean las logro colocar más de frente, y las percibo mejor.
¡Además compartí con el grupo tanta autenticidad...! Es muy constructiva la relación y la conexión que pude conseguir. Ha sido una experiencia muy positiva, de crecimiento y expansión interior.


Gracias a tod@s los que compartimos esos especiales momentos.


B.F.


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He participado en el Campus del Jerte, del 14 al 17 de agosto, haciendo el curso Dar un nuevo color a mi vida. He disfrutado mucho, me encantó, y siento que será muy fructífero, pero aún he de integrarlo.
 
Se ha reafirmado en mí que el modelo de campus es el que más me gusta, si bien éste se hace corto (eso es lo que comentábamos todos los presentes), aunque por otro lado creo que es idóneo para aquellos que no pueden darse una semana y hacer un curso de 5 días.
Respecto a la actividad de yoga y meditación de las que he sido monitora, quiero aprovechar para dar a todos los formadores PRH mi agradecimiento por propiciar que tuviese esta maravillosa experiencia. Para mí ha sido un honor y un privilegio compartir mis conocimientos de meditación con los “perreacheros” como yo cariñosamente llamo a los que vamos a los cursos. ¡¡¡Estoy muy agradecida!!!
Pepa


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EL HOMBRE EN BUSCA DE SENTIDO


Texto extraído del libro "El hombre en busca de Sentido" escrito por Viktor Frankl, que vivió una  terrible experiencia como preso en Auschwitz.
 
"Mientras marchábamos a trompicones durante kilómetros, resbalando en el hielo y apoyándonos continuamente el uno en el otro, no dijimos palabra, pero ambos lo sabíamos: cada uno pensaba en su mujer. De vez en cuando yo levantaba la vista al cielo y veía diluirse las estrellas al primer albor rosáceo de la mañana que comenzaba a mostrarse tras una oscura franja de nubes. Pero mi mente se aferraba a la imagen de mi mujer, a quien vislumbraba con extraña precisión. La oía contestarme, la veía sonriéndome con su mirada franca y cordial. Real o no, su mirada era más luminosa que el sol del amanecer. Un pensamiento me petrificó: por primera vez en mi vida comprendí la verdad vertida en las canciones de tantos poetas y proclamada en la sabiduría definitiva de tantos pensadores. La verdad de que el amor es la meta última y más alta a la que puede aspirar el ser humano. Fue entonces cuando aprehendí el significado del mayor de los secretos que la poesía, el pensamiento y el credo humanos intentan comunicar: la salvación del ser humano está en el amor y a través del amor. Comprendí cómo el ser humano, desposeído de todo en este mundo, todavía puede conocer la felicidad -aunque sea sólo momentáneamente- si contempla al ser querido. Cuando el ser humano se encuentra en una situación de total desolación, sin poder expresarse por medio de una acción positiva, cuando su único objetivo es limitarse a soportar los sufrimientos correctamente – con dignidad – ese hombre puede, en fin, realizarse en la amorosa contemplación de la imagen del ser querido."


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EL SENTIDO DE MI VIDA

  En torno al sentido de la vida se plantean muchos interrogantes:
¿Es posible vivir una vida con sentido en nuestro mundo de hoy, con la crisis que estamos viviendo, no solo económica, sino, sobre todo, de valores?

¿Es posible que yo encuentre sentido a mi vida, cuando me están sucediendo tantos acontecimientos que me hacen sufrir, que me desgastan y me quitan hasta la ilusión de vivir?

¿Es posible que mi vida tenga sentido en mi jubilación, cuando he tenido que dejar el trabajo que me gustaba, y me siento tan disminuido en mis energías?

¿Es posible que mi vida tenga sentido, cuando he roto con mi pareja, he perdido la custodia de mis hijos, me he quedado en el paro? ...


El sentido es inherente a la persona, existe para ti y para mí. Pero el que lleguemos a encontrarlo y vivirlo depende de dónde lo busquemos y en qué lo pongamos. Mientras creamos que depende de que todo nos salga bien en la vida, del éxito y triunfo en lo que nos proponemos o emprendemos, del reconocimiento y valoración de los otros, de seguir las consignas o imitar a los que consideramos personas realizadas, porque nos parece que son quienes triunfan en nuestra sociedad,... O, si lo unimos a no tener imprevistos desagradables que interfieran que sigamos viviendo lo que queremos vivir, en llevar una vida satisfactoria en la que no nos falte de nada..., es bien posible que el sentido de nuestra vida esté amenazado continuamente, que no podamos descansar en él, porque cuando no es una cosa será otra la que vendrá a sacarnos de nuestros paraísos añorados.


 

Para encontrar el sentido de nuestra vida necesitamos encontrarnos a nosotros mismo en profundidad, en esa profundidad que está a salvo de las marejadas de la sensibilidad cambiante, sufriente, traumatizada quizá. Necesitamos adentrarnos en el corazón de nosotros mismos y descubrir nuestra esencia, lo que nos hace personas únicas e irrepetibles; nuestra identidad, esa identidad que permanece en el tiempo y que no depende de nada exterior a nosotros, ni siquiera de nuestros propios comportamientos. Nuestro rostro original.


¿Cómo podemos acceder a esa profundidad que nos constituye? Necesitamos “ver”, ver más allá, más al fondo. Y para ver tenemos que optar por observarnos, observar nuestra vida, contemplar lo que sale de nosotros, sobre todo cuando la sensibilidad está apaciguada, serena. En esos momentos, ¿cómo soy yo?, ¿qué brota de mí?, ¿qué actitudes, capacidades, valores pongo en obra? ¿Cómo me siento cuando mi vida profunda fluye y se concreta en decisiones, acciones, compromisos? Por este camino podemos llegar a descubrir y vivir en permanencia el sentido de nuestra vida…


El verdadero sentido de la vida está dentro de cada persona, es inseparable de quien se es en profundidad. Cuanto más una persona se conoce a este nivel y se vive desde él, su vida tiene más sentido. Este sentido de la vida es compatible con pérdidas, duelos, enfermedades, fracasos; es compatible con vivir en una sociedad en la que hay sinsentidos.




Este sentido de la vida permanece y se mantiene en las diferentes etapas de la misma. No solo no se tambalea cuando los acontecimientos son desfavorables a la persona o nefastos, sino que incluso ayuda a vivirlos constructivamente porque se enraíza y alimenta de lo profundo de la persona, de su roca de ser. Al no depender de lo exterior, no fluctúa a su ritmo o a su merced: es capaz de permanecer y hace que la persona se vaya adaptando a lo que le toca vivir en cada caso creativamente. Es un sentido de la vida que cuenta con la novedad del ser, la solidez del ser, la garantía del ser.

 Mª Felicidad Álvarez


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ACEPTAR NUESTRA REALIDAD CAMINO DE VIDA

Hace un año trabajamos, en un grupo, durante un curso, cada mes sobre la aceptación como clave de crecimiento y de salud. Veíamos por una parte la importancia de esta actitud para un camino de crecimiento y también como la falta de aceptación ralentiza el camino y es causa de sufrimientos que se pueden evitar. La aceptación es la actitud del ser que nos permite aceptar nuestra realidad tal cual es, sea positiva o negativa, recibiéndola así, como es, sin entrar en lucha, sin pelearnos con ella, sin entrar en confrontación, sino estando próxima, en descanso y en conciliación con esa realidad.
Es una actitud fundamental, que acelera el crecimiento de quienes la viven, y tanto más cuanto más viva esté y más la encarnemos en nuestra vida cotidiana. La aceptación no es resignación, que supone tirar la toalla, sino es una actitud que brota del interior y que nos permite cambiar lo que podemos cambiar de nosotros mismos. Y si no está en nuestra mano cambiarla nos ayuda a vivirla lo mejor posible esa realidad situado en lo mejor de nosotros mismos: la actitud constructiva en nuestro crecimiento personal.
El ser humano tiene la tendencia a creerse todopoderoso e inmortal, es una falsa creencia que se pone de relieve en la Edad Moderna, a través de los avances y posibilidades de la revolución tecnológica. Esta tendencia es mucho más antigua. Drewermann, psicoanalista y experto en Biblia, ha interpretado la leyenda del pecado original como la negativa de la persona a aceptar la finitud de su propia condición humana: el ser humano que quiere “ser como Dios”, pero la no aceptación de nuestra realidad y de nuestros límites nos hace fracasar una y otra vez. A veces, sentimos la necesidad de tenerlo todo bajo control y de que todo sea perfecto.
El orgullo nos conduce a cerrar nuestros ojos a nuestros límites. Pero esto nos lleva siempre a vivir con miedo a que los demás puedan descubrir lo que hay detrás de nuestra fachada. Con frecuencia experimentamos la necesidad de ser amados incondicionalmente. Pero muchas veces tenemos la experiencia de que para lograrlo tenemos que comprar nuestro amor con nuestro rendimiento siendo especialmente bueno y haciéndolo. Sí, rindo cada vez más para que me quieran. Pero en realidad cuando funciono así, es decir, cuando percibo que sólo soy amado, cuando “cumplo” una condición, entonces sólo “sobrevivo” y desarrollo estrategias de supervivencia.
Trato de hacer lo que los demás esperan de mí, lo que desean de mí... No vivo desde mi propio ser, sino desde mi deseo de agradar a los otros, alienado a los otros y donde hay alineación no hay persona. Esto me deja satisfecho.
En esta situación en la que caemos con frecuencia, es saludable tener la experiencia de ser amado y aceptado incondicionalmente. Hacer esta experiencia da una consistencia al edificio de nuestra vida que ayudará a que no se derrumbe.
La aceptación, que es la verdadera humildad, es esa actitud interior que nos hace aceptar nuestra finitud, nuestras fragilidades y nuestra condición humana, nunca acabada del todo. A veces, nos aferramos a un ideal de nosotros mismos, a un ídolo que nos hacemos de nosotros mismos...
Ciertamente, para avanzar en nuestra vida, necesitamos previamente aceptarnos tal como somos, tal como estamos. A veces, pensamos que no existimos si no somos amados por los demás, si los demás no satisfacen nuestras expectativas de amor. Sin embargo, es importante preguntarnos sobre qué estamos construyendo nuestra vida.

La aceptación de nuestra realidad se convierte para nosotros en un camino de Vida plena y entramos así en una paz profunda.
Solo podemos asumir y aceptar nuestra realidad si nos sentimos amados incondicionalmente. Solo así llegaremos a aceptar incluso el lado oscuro y sombrío de nuestra vida.