Estuve en un encuentro hace unos días de
personas que conocen la formación PRH, aunque el encuentro como tal no era de
formación PRH.
Escuché a personas realmente buenas, con
deseo de vivir mejor y con sentido; escuché también dificultades para vivir
esos deseos y sobre todo llamó mi atención cómo les era difícil “colocar” esas
dificultades en su persona, comprender a qué se debían esas dificultades y cómo
avanzar para que no se repitan una vez y otra, ocasionándoles desánimo y gasto
importante de energías para vencerlas.
Me pregunté si éramos conscientes de lo
que nos ofrece el esquema de la persona de la escuela PRH para poder comprender
y situar lo sólido de nuestra persona, nuestras dificultades, y las
posibilidades para abordar las dificultades con más aprovechamiento que así se nos
ofrecen.
Me di cuenta de que no es fácil reconocer, aceptar y referirse a ese
esquema en mi persona; no en una
persona etérea y general sino en la mía concreta y la de cada uno en concreto.
Me di cuenta que requiere una disciplina interior y una adhesión real y profunda
que luego ayuda a acometer la vida refiriéndose a este esquema; situar las vivencias,
sensaciones, dificultades, luces, etc., en las instancias correspondientes y
comprendernos mejor y poder abordar más eficazmente la vida; a vivir la jerarquía de las instancias, la
interacción entre ellas y el rol de cada una en el crecimiento y la vida
cotidianos; el que ayuda a utilizar las herramientas eficaces para crecer,
curar y reeducar… todo al servicio de vivir personal y relacionalmente.
Yo quiero avanzar en este reconocimiento,
aceptación y referencia vivenciales. Mi experiencia de aceptar este esquema en mi persona, el lugar y jerarquía de
cada instancia, su relación en el conjunto de mí mismo, su complementariedad
para que yo viva, me han aportado y me aportan ligereza, eficacia, sentido y
solidificación de mi ser, solidez personal; mayor capacidad de elegir lo que me
da sentido y me hace feliz, lo que me deja en paz, mi aportación al conjunto
humano concreto en el que vivo. Mi experiencia es una experiencia de alegría y
también de humildad, verdad progresiva en el vivir, sentirme bien en mí mismo.
Hoy invito a prestar atención a lo que
nos puede aportar aceptar, integrar y referirnos a este esquema en nuestra vida
cotidiana a la hora de comprender lo que nos sucede y abordarlo de forma y
satisfactoria y eficaz; Avanzar en ello para nuestra felicidad y sentido.
Fernando
Jiménez
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